Chapter 1

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 Marco había aceptado un puesto como él médico en el pequeño pueblo de Sphinx, un pueblo lo suficientemente pequeño para que todos se conozcan entre sí, este viejo lugar en algún momento fue considerado el hogar de su padre.

Ahora mismo, Marco estaba sentado detrás del volante de su auto, mirando por la ventana la pequeña casa. Marco ya había visto diversas casas, aunque al ser un pequeño pueblo había muy pocas casas a la venta, varias de ellas eran más grande que lo que necesitaba y otras eran demasiadas pequeñas para él, acostumbrado a casas grandes repletas de las personas que comportan su gran familia.

Cuando notó la presencia del dueño de esa pequeña casa decidió salir del auto, con una amable sonrisa lo saludó para que luego de eso entraran ambos a la casa.

Frente a la puerta principal se encontraba la escalera, a su lado derecho había una cocina algo amplia, posiblemente Thatch se quejaría de que solo tuviera cosas básicas (aunque para alguien tan nulo en la cocina como él, estaba bien), en el lado izquierdo había una mesa con cinco sillas.

Marco caminó y observó todo, la cocina tenía quizá demasiado espacio para una sola persona, pero estaba bien; también había una pequeña isla/barra de cocina con dos taburetes justo frente a una de las grandes ventanas de la parte de enfrente, y entre la pared de la escalera y la heladera había una puerta que llevaba a lo que Marco sabía que era el patio, sin ningún tipo de valla que retuviera la amplia vista hacía ese pequeño bosque detrás de esa casa.

En el pequeño salón-comedor, había una mesa algo larga con cinco sillas; y al final de ese lugar, había un pequeño sofá en ele con una mesa ratonera y un televisor de frente. Marco admitirá que esa zona se sentía algo más cerrada, pero no era como si realmente se sintiera como un lugar molesto, era agradable aunque tenía bastante colores fríos. En ambos lados de la parte inferior de la escalera, cerrada por una pared, había algunos cuadros bastante coloridos de flores que le daban un toque alegre a la pequeña y solitaria casa.

Al subir las escaleras había un pequeño pasillo con tres puertas blancas. Una de ellas llevaban a un baño, junto a el estaba la oficina, pequeña pero con un escritorio y una silla (si al final decidiera quedarse con la casa, debería agregar estanterías).

Frente a la oficina estaba el único cuarto de la casa, el espacio era algo ajustado para los muebles que parecían ser algo más grandes de lo normal. El cuarto tenía su propio baño, aunque Marco no comprendía totalmente porque querría dos baños en una casa como esta, pero de igual forma no era desagradable, el espacio de la habitación podía resolverlo sacando alguno de esos muebles, por lo que el espacio en ese lugar no era realmente un problema.


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Cuando Marco termina de mirar la casa, sale junto al agradable dueño de esta propiedad.

Quizá no era la casa más atractiva desde el punto de vista de Marco, pero era mucho mejor que el resto de las casa que había estando viendo.

El resto de las casas que se encontraban a la venta en este viejo pueblo eran demasiadas grande para un hombre en sus cuarenta que planeaba vivir solo, y más siendo que Marco era un hombre bastante obsesionado con su propio trabajo. De igual forma, era lo suficientemente grande como para que más de dos de sus hermanos pudieran visitarlo.

Aún así, había otras casas que ver.

Luego podría decidirlo cuando volviera a su hogar para hablarlo con su familia.




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