¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No. No, no, no, no. Esto es una maldita broma, ¿no es así?
Arriesgue todo por ti, por nosotros.
Miraba desde las sombras como Hawks lo traicionaba, los traicionaba, luchando contra Twice en un duelo a muerte solo ellos dos. Quién diría que al final sus sospechas eran correctas
Hawks, el espía de la comisión, el traidor de la liga y el 'héroe' de todos. Keigo Takami, el hijo de un villano, 'amigo' de la liga y amante del pirómano.
Se necesitó mucho para que ambos pudieran identificar y corresponder los 'sentimientos' que tenían; Dabi negándose rotundamente a confiar en él y reclutarlo. Pero lograron establecer una relación amorosa que con cada beso y caricia que se otorgaban a escondidas de los demás miembros de la liga se sentía como volar sin tener alas, o al menos por parte del pirómano.
Las tonterías de las que hablaban en los tejados de los edificios en las noches estrelladas como la pequeña risa de Hawks contagiosa y los bocadillos que llevaba el héroe alado.
Por primera vez se sintió como en casa, o como al menos pensaba que se sentiría.
Recordó aquella noche estrellada mientras apretaba más su agarre a la cámara.
♯♡
Ambos estaban tomando cerveza barata intoxicándose con comida rápida y golosinas, cortesía del héroe alado, en esos momentos ni si quiera se podían considerar compañeros o amigos mucho menos amantes, pero sin duda fue un paso muy grande para que Hawks consiguiera la confianza de Dabi y así infiltrarse en la liga como tanto querían sus manejadores.
Esa noche Hawks y el habían estado charlando sobre tonterías de la liga, como cuando Twice, Shigaraki y Toga le arrojaron un montón de huevos a Hawks al enterarse de sus reflejos de halcón, o cuando Compress le contó sobre su tátara abuelo, igual cuando Toga y Twice se emocionaron tanto cuando Hawks los dejo probar sus quirks en el, Twice replicándolo y Toga bebiendo de la sangre que había sacado de los halcones con una jeringa, Hawks odiaba las jeringas pero valió la pena por ver la emoción en la cara de toga y como se comportaba por primera vez como una chica de 17 años.
