Capítulo 9

1 0 0
                                    

Perséfone


Hablar con Sero es como hablar con una persona latina. Bastante alegre y amable, tenía mucho de que hablar con él cosa que nunca me había pasado y eso que he estado en muchos países y conocido a muchas personas.

S: Entonces, Persa. Puedo llamarte Persa, no?

P: Por supuesto, Sero- Sonreí y él hizo lo mismo.

S: Que te parece si el próximo fin de semana te doy un tour por la cuidad, sirve que la conoces un poco más.

P: Me encantaría, pero tengo que ver si estoy libre. A veces tengo que ayudar a mi padre con su trabajo y suele ser tardado y tedioso.

S: A todo esto, Persa. En qué trabaja tu padre.

P: Tiene una empresa, la cual se encarga de hacer todo tipo de cosas.

S: En serio? Cómo que- Tomó un trozo de carne con una cuchara y se la llevó a la boca.

P: Desde hacer autos, hasta realizar viajes a todo el mundo o simplemente hacer fertilizantes para los jardines de las casas, etcétera.

S: O sea, que es una empresa multiusos o algo así?

P: Si, exacto. La familia se encarga de administrar bien todo el dinero.

S: Bebe ser mucho trabajo.

P: Lo es, pero cuando te acostumbras ya no es tan difícil.

S: Y en qué le ayudas a tu padre exactamente.

P: Lo suplo en juntas importantes, hago pruebas con los artículos nuevos que van a salir a la venta, incluso hago tratos con inversionistas importantes.

S: Eso no es demasiado trabajo para una chica como tú?

P: Puede que lo sea, pero he de admitir que gracias a muchas decisiones mías la empresa es lo que es hoy en día.

S: Lo dices como si estuvieras demasiado orgullosa de ello.

P: Lo estoy.

S: Y el ayudar a tu padre no interviene con la escuela?

P: Para nada.

Seguimos hablando y conociéndonos, hasta que llegó la chica rosa de la clase. Seguramente iba a molestar así que le dije a Sero que iba a buscar a mis hermanos, pero él se negó a qué me fuera y no me quedó de otra más que quedarme con él. En eso llegó la chica rosa.

M: Holaaaaa. Me puedo sentar, Sero?

S: Ehhhh, claro.- Dijo sin remedio y con algo de sorpresa cuando la vió llegar.

La chica se sentó a un lado de él y comenzó a comer su almuerzo.

M: Porque no nos esperaste, Sero. Siempre venimos juntos a comer.

S: Porque Aizawa-Sensei me pidió que le diera un recorrido Persa y a sus hermanos, que de hecho tenemos que buscarlos.

P: No te preocupes, les diré por mensaje que nos vean en la entrada del salón.

S: Me parece bien.

M: Les parece si los acompaño?

P: No me parece, lo siento.

M: Pero, porque no.

P: Si te soy sincera, linda. Solo estás aquí porque sientes celos de que Sero este pasando tiempo conmigo, en vez de pasar tiempo contigo. Me equivoco?

S: Mina, no jodas. ¿En serio?- Le dirigío la mirada algo malesto.

Parecía estar algo sorprendida, por lo que no pude evitar sonreír un poco.

M: C-como la sabes.

P: Es parte de mi Quirk.

S: Eres adivina?

P: No, Sero.

M: Entonces?

P: Conocen a los genios de las lámparas? Como el genio que aparece en la película de Aladín.

S: Si

M: Pero eso que tiene que ver.

P: Que mi Quirk se igual al de un genio, puedo hacer lo mismo que uno.

M: O sea que puedes aparecer y desaparecer cosas?

P: Si.

S: Cualquier cosa?

P: Lo que sea, solo digan algo.

La chica rosa de ojos oscuros puso cara pensativa, mientras que Sero parecía querer algo pero no lo decía.

P: Entonces- Insistí un poco y los ví curiosa.

M: Que tal algo de dinero o joyas, ya sabes cómo los piratas.

Sonreí y con un chasquido apareció lo que la chica pidió. Estaban sorprendidos, tomaban las cosas y las veían con mucha sorpresa, como si nunca hubieran visto tales objetos. Algo así como niños en navidad abriendo sus regalos en la mañana temprano.

S: Y todo esto es de verdad? O es falso.

P: Crees que haría aparecer algo falso? No sé por quién me tomas, Sero Hanta.- Me quejé y con otro chasquido las joyas brillantes y el dinero desapareció.

S: Es verdad, eres una chica bastante fina.

M: Y yo no?

S: Eres fina a tu manera.- Dijo sin tomarle importancia.

Y el par de amigos o novios comenzaron a pelear por ese pequeño comentario que hizo el chico. Así que me levanté y comencé a caminar por la escuela dando un recorrido a mi manera, viendo los alrededores, sintiendo la mirada de todos sobre mí y escuchando algunos susurros. Todo iba tranquilo, normal y bien hasta que choque con alguien, este ser se dió la vuelta y me vió con ojos enojados.

B: Que no tienes ojos para ver por dónde vas, extra.

P: Claro que los tengo, pero no enfoco a personas paradas como si el pasillo fuera de su propiedad.

B: Me estás diciendo idiota, extra?

P: Si eso quieres pensar, no es problema mío.- Me encogí de hombros y seguí caminando viendo algunos salones y demás, hasta que el rubio cenizo me jalo del brazo.

B: Quién te crees que eres para tratarme como alguien inferior a tí, ¡¿eh?!- Levantó un poco la voz, lo ví de arriba de abajo e hice mala cara.

P: Es obvio que somos diferentes, y como dices tú. Yo soy superior a tí y por mucho.- Me solté de su agarre sutilmente y seguí mi camino, así habría ocurrido de no ser por ese rubio de ojos color carmesí que me observaba muy enojado...

La TraidoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora