Al regresar de la oficina de mi padre deje mis cosas en la mesa auxiliar del recibidor del departamento en el que vivía sola desde hace un año.
Pensé mucho en dejarlo solo, pero para mí era necesario, había conseguido un empleo y el trayecto desde hasta el que era mi lugar de trabajo era demasiado largo por lo que luego de hablarlo con papá decidí independizarme. Papá me ayudó consiguiendo un departamento que puso a mi nombre y todo estuvo resuelto.
Muchas veces me sentí mal y un poco incómoda por las cosas que recibía de él, pero luego entendí que si mi padre podía ayudarme a tener ciertas comodidades sin darme todo en bandeja de plata no había ningún problema en recibirlas. Sabía lo que era el esfuerzo y el trabajo duro a pesar de tener una familia adinerada, así que no debía sentir vergüenza.
Me prepare un sándwich de jamón y queso, lo comí rápidamente y fui hasta mi habitación, me sentía muy cansada y luego de cambiar mi ropa por una de mis pijamas me metí bajo las sábanas.
No sabía cuánto tiempo había pasado cuando sentí que alguien en la habitación me miraba.
Abrí los ojos.
Mi mirada se quedó atrapada en dos huecos negros muy profundos y un rostro que me era familiar lo enmarcaba un largo cabello rubio.
—Hola, Karah ¿por qué no te levantas y me ayudas?
Los dos pozos parpadearon y ya no estaban vacíos, el rostro que llegó a ser espantoso fue completamente reconocible para mí. Era Laurette.
Confundida me levanté de la cama, hasta ese momento pude verla completamente, tenía un vestido negro de capas vaporoso que tenía una transparencia en la parte superior en un estilo parecido al corsé, era realmente hermoso; se dio la vuelta y pude ver la parte trasera que estaba sin cerrar.
— ¿Te demoras? Ya casi es la hora.- Volvió a mirarme— ¿Karah?
Aún confundida me acerqué a ella y tome el cierre su piel se sentía fría.
— ¿Cómo pudiste entrar, Lau? No te he dado las llaves de la puerta.
—No necesito llaves para entrar—, respondió y pude sentir como su cuerpo vibraba por una risa silenciosa—. Puede que no lo entiendas ahora pero lo harás no te preocupes.
Se dio la vuelta y quedo frente a mí, sus manos estaban manchadas de rojo y bajó sus ojos para mirar mi pecho, seguí su mirada y vi una pequeña mancha carmesí que se hacía cada vez más grande. El dolor que antes no sentí se apoderó de mi cuerpo y me dejo sin habla.
>>Esto es como debe ser, amiga. Lo siento.
Llena de miedo me alejé y caí en la cama sangrando hasta manchar las sábanas que antes eran completamente blancas.
Desperté con la respiración acelerada y la frente perlada de sudor. Mi corazón latía tan rápido que podía sentirlo en mis oídos ya había tenido sueños un poco extraños pero este era demasiado escalofriante. Enfoqué la vista y pude ver que me encontraba sola en mi habitación. No había señales de que alguien hubiera entrado pero la horrible sensación de ser observada no menguaba. Miré el reloj que estaba en la mesa auxiliar y apenas eran las tres de la madrugada.
Si había una sola cosa que no me gustaba de ser mayor y vivir independiente era el conocimiento de estar completamente sola.
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Me había costado conciliar el sueño después de la pesadilla, así que fue muy poco lo que pude dormir y me sentía muy cansada.
Aun así tenia compromisos que no podía posponer.
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Un Presagio Manchado de Rojo
General FictionUn infierno. Eso era la vida Karah, un autentico infierno. Ella lo sabía y todos lo sabían, pero nadie podía hacer algo para ayudarla. Sin esperarlo su destino se cruza con el de un hombre al que no recuerda haber visto nunca pero él sí sabe quién...