Capítulo 001

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Cuando eres un pequeño niño no deberías de correr por tu vida, en tus oídos no deberían resonar los gritos y las detonaciones de armas, no deberías ver a tus padres correr delante de ti mientras se abren paso entre las personas. 

Ninguno debería de estar entre ellos, moviéndolos un poco y suplicando por que despertaran, gritar por ayudar, pero que nadie venga, ser alejados de ellos siendo llevado a un lugar que no quieres, para después vivir una vida que no deseas, algo que dictado por alguien más. Las personas no deberían crecer con miedo, pero algunas lo hacen. 

Tienen miedo de lo que puede suceder si no hacen lo que se les ordena, si hacen algo incorrecto, por más pequeña que sea sabes que las consecuencias será severas. Saber que ocultas algo y que si eso se es revelado todo cambiara a peor, por que has visto de lo que es capaz, como no duda y se mantiene firme en sus métodos, por que te obligo a ver y a aprender para después ponerlo en practica.

Por eso cuando camino por la calle y veo a un niño con sus padres, un vacío inmenso crece en mi y esa herida en mi corazón que nunca llego a curarse, solo se abría más y hacía que lentamente e internamente comenzara a romperme, pero nada era visible, todo se encontraba debajo de la piel.

Recibir abuso, que tu piel siempre estuviese marcada por moretones, cortes y golpes era horrible y uno hace lo necesario para sobrevivir, se adapta, se acostumbra y comienza a acatar todo, pero no por deseo, ni por cuenta propia, sino por miedo y para sobrevivir. Por que cuando mencionaba mi nombre, los niños solo sonreían al igual que sus padres, pero cuando decía mi apellido, su sonrisa desaparecía y solo quedaba una mueca de terror, por que el apellido Grayson estaba maldito, estaba sucio y lleno de sangre. Aprendía a no decirlo, y trague el nudo en mi garganta al decir otro, por que no podía presentarme como Richard Grayson, eso asusta a las personas o eso me dijo la única persona en quien alguna vez pude confiar, por que ahora no quedaba nadie, debía ocultarme ahora bajo el apellido de un asesino, de una persona inhumana, bajo el apellido Wayne. 

Una cadena que no se puede ver, pero que se sabe que esta ahí, el miedo a que lo único que te mantiene en el lugar que estas sea descubierto y ello te lleve a las profundidades de un abismó. 

Por que en una sociedad dictada por alfas quienes veían como esclavos y sirvientes a los beta, y a los omegas como incubadoras y juguetes para complacerlos y servirles. El que eso rigiera era un verdadero infierno, pues a pesar de las nuevas leyes de igual aún existían el prejuicio y la costumbre de que solo uno de los segundos géneros era superior, el resto debía complacerlo y servirles a su antojo. 

Un dolor cargado de años y un omega dormido en el interior. Era algo que se encontraba bajo mi piel, pero también en mis recuerdos, desventajas de una habilidad que se presento desde temprana edad: memoria fotográfica. Por que el sufrimiento alguien normal lo olvidaría o intentaría enterrarlo, pero con esa habilidad, el olvidar algo era imposible, por que con tal ve ver algo o leerlo una sola ocasión queda registrado en mi memoria de forma permanente. 



Después de que mis padres intentaran huir de la redada que había planeado la CIA junto con el FBI, fueron asesinados, sus cuerpos perforados por diminutas cosas por algunas balas que los atravesaron e hicieron que cayeran al suelo, dejándome ahí intentando hacer algo cuando no se podía hacer nada, pero eso como lo iba a saber un niño que acababa de cumplir 5 años. Después de intentar unos minutos ayudarlos su asesino me llevo lejos de ellos, me alejo de todo lo que una vez conocí, me llevo lejos, me hizo abordar un avión para después encerrarme en el sótano de una casa en Suiza, sintiendo el frío y el hambre por días hasta que un hombre de complexión delgada vistiendo un elegante traje bajo con una charola de comida y agua de la cual a pesar de mi gran deseo de devorar todo, dude en hacerlo. Por que tenía miedo y estaba aterrado. Cuando él intento tocarme me aleje y pegue mi cuerpo a la pared más cercana, vi la tristeza en su mirada para después dejar la comida y el agua y salir de ahí, así fue durante un tiempo hasta que ese hombre volvió y me educo durante dos años a base de golpes y castigos, donde debía trabajar duro y no cometer errores, las marcas en mi piel, golpes, cortes y quemaduras eran tratadas por el hombre de traje de pingüino, Alfred. Él fue la única persona que se comporto amable conmigo, al menos hasta que falleció, yo no me entere hasta que volví del internado. Un internado militar en Suiza donde no podía decir si era mejor o peor que estar con ese hombre, pero sin duda era un poco, solo un poco mejor, por que no debía de verlo. 

A partir de mentiras. [SLADIN] [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora