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Sentía que no podía respirar, se sentía aprisionado como aquella vez, la presión en su pecho estaba creciendo y con ello la desesperación.

Sentía como unas manos recorrían su cuerpo, levantaban su camisa con cuidado, pero Yun se removía con desesperación intentando alejarse.
Las manos descendieron por su pants, metiéndose entre ellos y tocando sus piernas.

—NO— Grito en su momento de desesperación

Una de las manos se acerco a la parte de enfrente de su ropa interior, bajándola con un cuidado que le ponía los pelos de punta por el susto.

Intentaba detener esas manos pero tenia las muñecas atadas y le complicaba las cosas.

Cuando sintió las manos entre sus boxers hizo todo lo posible para no llorar, pero le era imposible, se volvía a sentir vulnerable y le aterraba el echo de que no podía ver nada, todo estaba tan oscuro.

Sintio como una mano cubrió su boca fuertemente, evitando que gritara, movió su cabeza de un lado a otro intentando zafarse de esa mano pero no pudo, tomaron su miembro, comenzando a masajearlo de arriba hacia abajo.

Chino soltaba quejidos lastimeros mientras intentaba gritar a pesar de tener la boca tapada.

No sabia lo que estaba pasando, solo estaba volviendo a ocurrir.






—Yun—

Sintio como le movían de los hombros.

—BASTA— grito tan alto que hasta le dolió un poco la garganta
Se sentó, sintiéndose liberado de esa presión en su pecho.
Abrio los ojos pestañando varias veces para darse cuenta de donde estaba realmente.

Sentado en la cama de la habitación, con las mejillas empapadas de sus lagrimas, sudoroso y temblando.

Armando se sentó a su lado y sobo su espalda con delicadeza.

Yun respiraba rápido y se aferraba a las sábanas con fuerza.

Sabía que Armando le hablaba, porque escuchaba murmullos que no entendía, cerró sus ojos intentando calmarse.

—Yun—

—Peldón— su mano derecha subió hacia sus mejillas y ojos limpiando todo rastro de lagrimas. —¿Te despelte?— pregunta con suavidad mientras volvía a abrir sus ojos y miraba hacia las sábanas

—¿te encuentras bien?—

Yun asintió, se sentó más cerca de la cabecera de la cama y se cubrió un poco más con las sábanas.

—¿Quieres que te traiga un vaso con agua?—

Yun volvió a asentir.

Armando salió entre las sábanas con cuidado de no destapar a Yun y poniéndose sus pantuflas salió de la habitación para dirigirse a la cocina.
Tal parece que había sido mala idea volver a intentar dormir juntos.

Mientras tanto en la habitación, Chino llevó una mano a su pecho, sintiendo sus rápidos latidos e intentando calmarse. Encogió sus piernas, abrazándose a ellas y recargando su cara entre sus rodillas.
Estaba respirando pausadamente, estaba sudoroso, desesperado y se sentía caliente por la desesperación, las lagrimas regresaron, cerró sus puños y sus ojos.
Estaba recordando tantas cosas que no quería.

Poco a poco sus lagrimas se convirtieron en llanto, un llanto desesperado, se estaba clavando tan fuerte las uñas en sus palmas que se estaba provocando heridas, se sentía tan mal y sucio con su cuerpo que si por él fuera se arrancaría la piel con una navaja.

YUNANDO UNIVERSITY-AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora