Observé mi reflejo en el espejo del camerino y solté un suspiro. Bajo mi disfraz de oficial se policía sexy llevaba un sujetador lleno de piedras plateadas y unas bragas iguales. Los botines eran altos, demasiado, pero no podía quejarme o de otro modo terminaría viviendo en la calle. Era mi primer día como bailarina en el burdel Melany's. Las dueñas me habían dado la oportunidad de comenzar así para irme acostumbrando a que ese era mi trabajo. Podía haber empezado de camarera pero me arriesgaba a ser toqueteada por un montón de hombres.
Llené mis pulmones de aire y salí al escenario junto a Luisa, una de mis compañeras y la más cercana a mi en ese lugar. Ella me había enseñado a bailar en el tubo, a caminar con aquellos tacones que parecían zancos y a no sentirme menos que las demás mujeres solo por trabajar en un burdel.
—Lo harás bien—me animó.
La música sonó y con ella empezó mi baile. Traté de hacer cada paso lo más perfecto posible. Mientras bailaba me permití detallar un poco el ambiente del local. Alrededor de la plataforma en la que me encontraba tenían lugar sofás rojos y negros. En ellos habían hombres que iban soltando dinero y alguno que otro se acercaba para colocar un billete entre mis pechos o en las nalgas. En las mesas habían sentados más hombres, algunos más viejos que otros rodeados de las meseras. Los más tranquilos eran dos chicos jovenes que estaban en la barra, aparentaban tener unos o dos años más que yo. El de cabello castaño intercambió unas palabras con una de las dueñas del burdel luego de señalarme a lo que ella negó con la cabeza.
Las luces bajaron su intensidad creando un ambiente más sexual. Esa era la señal para comenzar a quitarme el disfraz. Sentí un nudo en la boca del estómago y las lágrimas amenazando con salir. No quería hacer eso, yo no quería exponerme de esa manera ante un montón de depravados que de seguro más de la mitad estaban casados y tenían hijos.
—¡Venga quitatelo!—gritó un viejo cuarentón sentado en el sofá.
Cerré los ojos y mientras movía las caderas bajé lentamente el cierre mostrando de a poco mis pechos cubiertos por el sujetador de piedras plateadas. Levanté el traje y lo lancé a los hombres del sofá. El que anteriormente había gritado se lo llevó a la nariz para olerlo.
« Asqueroso. »
—¡Qué cuerpecito! ¡eso lleva dinero!—dijo uno acercandose para enganchar un billete de € 20 en las bragas.
—¡Ella no lleva dinero, Humberto!. ¡Ella lleva una buena polla!—le dijo su compañero y no pude evitar sentir nauseas al escucharlo.
El show terminó y por fin pude volver al camerino en donde me sentía más segura y menos expuesta. Tomé una ducha y cambié mi ropa para luego quedarme esperando a que todos se fueran. Una vez el burdel estuvo vacío todas esperamos a que llegaran las dueñas con nuestra paga.
—Bea, ¿puedes venir un momento?—me llamó Melany.
Me acerqué a ella quién se encontraba detrás de la barra sacando cuentas. El local ya estaba vacío y solo quedabamos nosotras. Sacó dos sobres y los colocó frente a mí.
—Acá está tu paga—me extendió uno de ellos—. A todos les ha encantado tu número de hoy, has ganado en un día lo que tus compañeras ganan en 2
—¿En serio?
—Sí, ha sido buena idea lo de bailar. Y lo otro es que han dejado esto para ti—me extendió el otro sobre.
—¿Quién lo ha dejado?—pregunté.
—Un chico. Solo me ha pedido que te lo entregara—respondió mientras anotaba algo en su agenda.
—Ok—torcí los labios algo confusa al tiempo que guardaba los sobres en mi bolso—. Hasta mañana—me despedí caminando hacia la salida.
—Bea—me llamó.
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Melany's©[Próximamente]
DiversosTodas las noches trabajo en un burdel como prostituta. Debo bailar en un tubo y parecer lo suficientemente buena para que unos tipos despresiables me hagan el amor. ¿Cómo llegué a eso?, es una larga historia. Clientes en el burdel hay muchos, de to...