CERO

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17 de septiembre 2020


Cuando creía que la misión de mi vida era permanecer soltera por siempre, es porque era verdad. La hice la misión de mi vida.

Mason, sin embargo, creía que las almas gemelas debían estar juntas y amarse por el resto de su eterna, larga y aburrida vida de vampiro.

Ahora, en retrospectiva, puedo decir que fue muy obvio que Mason es un vampiro, es decir, el me mostró sus colmillos y todo. Supongo que mi estado de negación era más fuerte.

Cada que...

-¿Qué haces?

Salto en mi lugar y busco el origen de la voz.

-Grandí...

-¿Cuándo será el día en que dejes de insultarme?-Mason se acerca y me sopla el rostro, una costumbre que odio con toda mi alma de muerta.

-Cuando dejes de asustarme, o molestarme, o fastidiarme, o besar...

-Como si no te gustaran mis besos.

Suspirando, regreso mis dedos al teclado.

Cada que recuerdo cómo nos conocimos, me río de lo ingenua que fuí, es decir, un hombre extremadamente guapo, en medio de la calle; fría, solitaria y tenebrosa.

De verdad, ¿Cómo no huí?

-¿Escribes nuestras historia?-me sonríe-, pienso que es hermoso.

-Por supuesto que lo piensas-ruedo mis ojos y beso sus labios.

Lo cierto es que Mason no siempre fue el más cariñoso, no porque fuera frío y sin sentimientos, como sus otros amigos vampiros. Fue porque estaba tan enfocado en encontrar a su alma gemela, que una vez que la encontró, simplemente olvidó enamorarla.

Pero, la cosa irónica del destino, es que el amor tampoco debe ser forzado.

-¿Por qué no mejor narras desde tu perspectiva?

Lo volteo a ver, con su mirada brillante sobre mí y sus ojos irradiando amor.

-¿Qué?

-Si vas a contar una historia de amor como la nuestra, será mejor que lo hagas bien.

De nuevo, suspiro y observo el teclado.

Un segundo, luego dos. Tal vez un minuto de silencio.

-De acuerdo, que comience la función.

-No creo que aplique...

-No interfieras, es mi historia.

-También es mía.

-Lo que sea.

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