III: sótano

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Llegamos a la casa

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Llegamos a la casa. La mujer detrás de mí, dió un portazo que me hizo saltar ligeramente.

—Ve ahora, si no quieres que te lleve yo misma —ordenó.

—¿Vas a cuidarla?

—¡Vete! —alzó su voz causando que mi piel se erice.

Dí media vuelta y salí de ahí a un paso normal. Al estar ahí, abrí la puerta y ví las oscuras y sucias escaleras.

Comencé a bajar lenta y cuidadosamente. La madera estaba vieja, por lo que podrían romperse en cualquier momento.

Al llegar al último escalón cerré mis ojos. Me aterraba la oscuridad.

Caminé con mis manos frente a mí, para no chocar con nada. Al sentir la pequeña y vieja mesa llena de polvo, tomé una linterna que había bajado a escondidas hace tiempo.

Me senté en un rincón de aquél sótano. Luego de unos minutos, escuché como la puerta se cerró fuertemente y luego la llave giró dos veces. Seguido de eso, prendí la vieja linterna que me había regalado mi padre cuando entré a las niñas exploradoras.

«todo estará bien, todo estará bien»
Repetía en mi cabeza, una y otra vez.

Sentada con mis piernas pegadas a mi pecho, y ambos brazos abrazando las mismas. Con una mano presionaba mi pierna, y con la otra sostenía mi linterna rosa con brillos iluminando frente a mí.

Debía aguantar. Tal vez esta vez sería menos. Tal vez sólo sería un día. Tal vez, sólo tal vez, mi madre sentiría lástima por mí.

(...)

Desperté a la mañana siguiente cuando una pequeña gota cayó por mi espalda. La luz entraba por la pequeña ventana que había a un lado, así que apagué mi linterna.

Estaba lloviendo horriblemente y había una filtración de agua a un lado de la pared. Me levanté y busqué algo para que no se empape todo el suelo. Encontré una vieja cacerola y la puse justo donde el agua caía.

Me quedé un rato viendo cómo el agua caía dentro de aquella cacerola. El ruido de la lluvia afuera me hacía sentir melancólica, por lo que rápidamente, los recuerdos llegaron a mi mente.

###

Veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta. Listas o no, ahí voy —escuchaba a mi padre gritando desde la sala.

Era un día lluvioso, afuera se oían los truenos y la fuerte lluvia de tormenta.

Mamá y yo estábamos dentro del guardarropas, sentadas en una esquina, guardando absoluto silencio. Estaba sentada sobre su regazo, ya que el espacio que habíamos elegido no era muy amplio. Mis pequeñas piernas estaban pegadas a mi pecho, con una mano me sostenía del cuello de mi madre, y con la otra tapaba mi boca para no reír.

Mamá acercó su cabeza a mi oído provocándome cosquillas con su larga cabellera, y susurró algo.

—Saldré primera, así no te atrapan. Recuerda, no salgas hasta que yo lo ordene.

Asentí lentamente y sonreí.

Luego de eso, mamá me bajó de sus piernas y se arrastró en cuatro patas como un lindo perrito, abrió la puerta y asomó su rostro mientras sostenía su cabello para que este no se cruzara en su visión. Luego de ver unos segundos, se puso de pie, y salió lenta y silenciosamente, mientras yo sólo la observaba.

Luego de aproximadamente dos minutos, mamá abrió la puerta y me llamó rápidamente, haciendo señas para que saliera. Rápidamente me puse de pie. Mamá tomó mi mano y comenzamos a bajar las escaleras rápida y cuidadosamente.

Oímos pasos, así que nos escondimos detrás de una columna y luego seguimos nuestro camino.

Llegamos a la sala donde papá había estado contando y ambas gritamos a la vez:

—¡Ganamos!

Oímos sus pasos y apareció en uno de los marcos de la puerta.

—¡Oh, no!

—¡Oh, si! —festejé— ahora, debes comprarnos pizza y helado —le recordé nuestro acuerdo saltando sobre él para que me cargara.

—Está bien, princesa.

###

Volví a la realidad. Sin darme cuenta, mis ojos estaban empapados junto con mis mejillas. Sentí un terrible dolor en el pecho, así que me recosté en el suelo sucio.

Rápidamente mi estómago comenzó a hacer ruido. Estaba hambrienta, pero no podía subir por comida, iba contra las reglas.

No subas hasta que yo lo ordene.

No comerás a menos que yo lo ordene.

No grites.

No teléfonos.

No protestes.

No le cuentes a nadie.

No te escapes.

No, no, no y más no

Pero algún día saldría de  aquí, estaba segura de eso. Hasta entonces, debía aguantar.


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⏰ Última actualización: Oct 04, 2021 ⏰

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