winterwidow.

13. Volverte a ver.

Bucky esta sentado en un cómodo sillón, frente a él hay una mujer de mediana edad; su psicóloga.

—¿Has tenido pesadillas últimamente?

Debe decir que si, porque cada noche las tiene.

—No —responde. A su mente llegan flashback de su última pesadilla.

—No vamos a ningún lugar si me mientes, James —es la respuesta de la psicóloga mientras anota algo en su cuaderno —¿Has hablado con alguien últimamente?

Bucky no responde.

—¿Puedes darme tu teléfono?

Él lo hace y ella desliza su dedo por la pantalla táctil.

—Tienes mensajes de Natasha y Sam. No has respondido a ninguno, ¿por qué?

—No sé que decirles —dice él. Estira su mano y la psicóloga le devuelve el aparato.

—¿A Natasha no quieres responderle por qué no sabes que decir o por qué lo de ustedes no funciono?

Bucky siente un escalofrío al escuchar la pregunta pero una vez más, no dice nada. La mujer cierra su cuaderno.

—Hemos terminado por hoy. Nos vemos en tres días.

Él se pone de pie y se despide. Realmente la terapia no le esta ayudando y le cuesta abrirse, pero debe ir. Es una condición para reintegrarse en la sociedad.

                              

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Es casi las ocho de la noche cuando Bucky abre la puerta del bar. Tiene una cita, ha estado probando con conocer personas en línea, hasta ahora no ha funcionado.
Sobre la barra esta sentada la mujer que conocio a través de la aplicación.

—He ordenado dos cervezas, espero que no te moleste —dice ella luego de que se saludan.

—Claro que no —responde Bucky.

Mientras las botellas de cervezas van y vienen, hablan de la vida. Ella dice más, Bucky no tiene mucho que contar. Después de un rato, Bucky se disculpa para ir al baño y en el camino, entre las mesas, distingue una inconfundible cabellera roja.

En otras circunstancias, podria culparle al alcohol. Pero él no puede emborracharse.

—¿Nat? —dice una vez que esta de pie frente a ella. La pelirroja levanta la cabeza y parece sorprendida.

—James —habla con una media sonrisa—. ¿Cómo estas?

—Bien —responde él. Natasha lleva el pelo más largo que la última vez que se vieron. Una chaqueta negra por encima de un vestido del mismo color— ¿y tú? ¿En una cita? —pregunta al percatarse de su acompañante, una chica rubia.

—No, ella es mi hermana, Yelena —Natasha los presenta. La chica lo mira y apenas asiente con la cabeza.

Se quedan en silencio por unos segundos hasta que Natasha lo rompe.

—Nosotras ya nos vamos —dice mientras mira la hora en el reloj alrededor de su muñeca—. En 10 minutos comienza nuestra función. Fue bueno verte de nuevo, James. Adiós.

Las dos mujeres se alejan y salen de manera apresurada del bar. Bucky se queda de pie unos segundos y finalmente, vuelve con su cita.

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Los tacones de Natasha y Yelena resuenan en el piso de la acera. La pelirroja va unos pasos por delante y la rubia intenta alcanzarla.

—Espera, Nat, no puedo ir tan rápido con estos malditos tacones —Yelena llega hasta Natasha y tomando su brazo logra que se detenga.