El Centro Comercial

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Al siguiente día, Suiris y yo fuimos al centro comercial para comprar comida con el dinero que obtuve por entregar la espada de cisnantino. La verdad el oficial que me atendió actuaba un poco raro, talves eran ideas mías.

Llegamos a las inmensas estructuras del lugar. Frente habían unas mesas redondas, pertenecientes a diferentes puestos de comidas fuera del centro.

—Bueno, ya llegamos —comentó Suiris a mi lado—. Hay que estar preparadas para todo, porque nadie sabe lo que puede pasar en el centro comercial.

Reí y esquivamos las mesas llenas de gente.

Luis

Estábamos mis hermanos, Rosita y yo charlando mientras comíamos el combo de mega papitas de uno de los puestos del centro comercial.

Desvié mi atención de la bebida sintiendo movimiento entre las mesas. Levanté la mirada y vi a alguien que creí que no vería más, era la patita morena de la bóveda.

Me levanté de mi asiento y cuando estaba cerca, aparentemente me reconoció. Andaba con otra niña. Estuvimos cerca y la saludé.

—... Emira ¿Cierto?.

—Sí, Luis.

La amiga la miraba confundida pero emocionada.

—¿Quién es? —preguntó dando un pequeño brinco.

—Él sólo es un conocido...

—¿El de la bóveda? —interrumpió sonriendo ladeante.

—¿Le contaste de mí?.

—Sí —sinseró—. No tiene nada de malo ¿Verdad?

Negué en respuesta.

—¡¿Entonces tú eres el sobrino de McPato?! —la otra niña vociferó de repente.

—Eh...

—¿Tienes mucho dinero? ¿Tu cuarto es lujoso? ¿Cuántos juguetes tienes? —volteó a ver a Emira—. ¡Ellos deben comer obviamente MUCHO mejor que nosotras!

Emira la miró apenada y luego se dirigió a mí.

—Disculpala, ella es muy imperativa.

—Soy Suiris —extendió su palma y la estreché.

—Ok... —volteé a ver a mi mesa y luego me dirigí a ellas—. ¿Quieren sentarse con nosotros a comer?

—Oh, no, nosotras...

—¡Por supuesto! —brincó Suiris y las guié a nuestra mesa.

—Ella es Rosita, una amiga —ella las saludó—, él es Hugo —dije ya frente a la mesa sediendole los puestos a las chicas— mi hermano y...

—¡¿Son dos sobrinos?! —colocó Suiris sus manos a los lados de su cara sorprendida.

—Ah...

—Miren lo que traje —Paco llegó tirando otro combo de papas en la mesa mirándonos después.

—Y él es Paco, también mi herma...

—¡¿Son tres sobrinos?! —volvió a vociferar y Emira bajó la mirada apenada—. El tercero es lindo.

Suiris tomó inmediatamente el puesto vacío junto a Paco y posó su codos en la mesa poniendo su mentón sobre sus manos, sin quitar la mirada de él.

—Un gusto —ella le extendió su palma—. Soy Suiris...

—Ah, yo... —Paco le tomó la mano pero no pudo decir nada más.

—Déjame terminar —él la miró confundida y ella prosiguió—. Soy Suiris, tu futura esposa.

Hugo escupió su bebida mientras Rosita reía bajo.

Paco la miró sorprendido. Y junto a mí estaba Emira que se sostenía el puente de la nariz.

—Eh... ¿Qué? —comentó Paco—. No disculpa —soltó su agarre con ayuda de su mano—. Soy Paco, un chico sin compromisos, por ahora... talves por un largo periodo —yo traté de no reírme. La niña me cayó bien.

—Ahum —ella bajó la mirada triste tomando una papita de la cesta sin ánimo.

—Y ella es Emira —dije señalando a la chica junto a mí y ella apartó su mano de su rostro obvervandome.

—Un gusto —extendió su mano Rosita que estaba frente a ella y junto a mí.

Ella tomó su mano y Hugo y Paco también le extendieron las suyas.

—Un gusto —dijeron ambos cuando se las estrecharon.

—Emira, debemos comprar la comida —recordó Suiris.

Ella asintió y ambas se levantaron de la mesa.

—Muchas gracias, pero tenemos cosas que hacer —Emira se retiró y Suiris la siguió con la cabeza baja y jugando con sus dedos.

Cuando estuvieron lejos, Paco se apoyó en la mesa acercándose para hablarnos bajo.

—¿Eso fue por lo que le dije? —preguntó preocupado.

Todos lo miramos obvio.

—¿Qué querían que hiciera? ¿Que aceptara su oferta de que me persiguiera por toda la vida?

—Le gustaste, Paco —aclaró Rosita—. Yo como chica, no me gustaría que nadie me tratase así.

—Esa no fue mi intención.

—Pues, aún así la lastimaste —dijo Hugo tomando su bebida.

—¿Y tú? ¿También me vas a regañar? —me señaló.

Yo tomé una papita y alcé los hombros.

Emira

—¡¿Estás loca o te haces?! —pregunté aún apenada por la vergüenza que pasé.

—Hirió mis sentimientos —bajó más la cabeza y yo la acerqué a mí abrazándola.

—Ya, ya... ¡Pero tú te lo buscaste!

—Pero si es lindo —me miró con los ojos brillosos y haciendo puchero.

—Pero no tienes que hacer un show de tal magnitud por un tonto chico lindo —dije obvia—. A veces los chicos lindos no son como en los cuentos.

Hubo silencio hasta que Suiris dejó su modo pensativo.

—Aún así no me rendiré —se apartó de mí alzando su dedo índice—. Quiero gustarle, pero si al final no logro nada, entonces dejaré el tema en paz.

Rodé los ojos.

—No tienes remedio.

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¡Aquí está el segundo capítulo como les prometí!
Disfruten miss waiss 😘👋🏽

Conocidos | LuisxEmira & PacoxSuirisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora