𝙃𝙚𝙖𝙧𝙩𝙗𝙚𝙖𝙩 𝙊𝙛 𝙇𝙤𝙫𝙚.

Mɪʀᴀᴅᴀ ᴘᴇʀᴅɪᴅᴀ.

Se acercó con rapidez al observarlo.

Aunque sabía que podía regenerar las, ahora, partes faltantes de su débil y pequeño cuerpo, eso no evitaba su palpitante preocupación.

Y sobre todo, el hecho de que si el no fuera el Titán Acorazado, ella estaría segura de que aquellas heridas le costarían la vida.

Su mirada recorrió el cuerpo del rubio una vez que esté se sentó en un lugar donde podría regenerarse sin problemas.

—¿Qué fue lo que sucedió?. — Se atrevió a preguntar con seriedad, con Porco a su lado.

—Solo me descuide, y no note cuando casi me explotan en pedazos. — Dijo con una mueca de dolor, era obvió que seguía sin entender el porqué lo eligieron como Acorazado.

—Tranquila Sakura, afortunadamente Pieck lo trajo antes de que muriera. — Dijo el castaño mirando serio a la pelirosa, está asintió volviendo a vigilar si alguien se acercaba a ellos.

Agarro su arma, apunto despreocupada y jalo el gatillo con aún su mirada perdida en aquel desgarrador paisaje, atinando a la cabeza de un enemigo.

Un enemigo como ella.

Cómo algún día ella sería.

Se acercó a la puerta de madera con una expresión de seriedad, tocó la puerta y espero la indicación para que se adentrara a aquella habitación.

—Adelante. — Y cuándo la recibió se adentró con una reverencia de 90°  a su general.

Levantó su mirar y cerró la puerta detrás de ella, dispuesta a escuchar a aquel hombre que la había mandado a llamar a ella, y a los Titanes Cambiantes.

Al entrar busco con la mirada a Reiner, quien se encontraba en medio de Annie y Berthold, sonrió levemente mientras buscaba un lugar vacío.

Al final se posicionó al lado de Marcel, y se concentró en el mensaje que les darían.

—Annie Leonhart, Reiner Braun, Marcel Galliard, Berthold Hoover y Sakura Haruno, serán enviados a Paradis con la misión de recuperar al Titán Fundador. — Ante la mención de aquellas palabras su cuerpo se tensó inmediatamente.

¿Era demasiado obvias sus intenciones de traicionar a Marley e huir a Paradis?.

Negó mentalmente mientras pensaba en las palabras que usaría para "quejarse" de la decisión de su comandante.

—Sin ofender comandante, pero ¿porque yo? Yo no poseo ningún Titán cambiante. — Recalcó intentando encontrar respuesta alguna de aquella situación. Aunque su plan fuese huir a Paradis en primer lugar, esto era una situación demasiado conveniente y sospechoso a sus ojos.

—Eres lista y ágil, estoy seguro de que les harás falta si no vas. —

La pelirosa calló unos segundos antes de volver a hablar. —Si, señor. — Formuló la frase y se reincorporo en su lugar.

—Se irán en la mañana, por lo que es necesario que preparen sus cosas inmediatamente. Se pueden retirar. — Ordenó y un segundo después los guerreros salieron de aquella habitación con rapidez.

Y la mirada perdida de Sakura, mostró un brilló de determinación.

Después de todo sus planes habían dado un giro de 180° grados, que ella trataría de aprovechar en todo su esplendor.

Llegó a su hogar cerrando la puerta detrás de ella, se quitó su calzado e se dirigió a la sala, dormido en aquel sofá de mala calidad se encontraba su padre, con aquella expresión de tranquilidad que tanto lo caracterizaba.

Se dirigió a la pequeña puerta debajo de las escaleras, y de ella saco una manta, se acercó a su padre hasta quedar frente a el, desdobló la manta y tapó a su padre por ella.

—Papá, ya llegué. — Murmuro con dulzura mientras besaba la frente de su progenitor.

Acto seguido la pelirosa se dirigió a su habitación, y en una mochila desgastada comenzó a empacar mudas de ropa, así como abrigos, y ropa común, cuatro pares de calzado, objetos de su uso personal, ocho pares de calcetines neutros, y una foto donde aparecía sonriente al lado de su padre.

(¿Que falta?. ) Se pregunto a si misma mientras recordaba las cosas que necesitaría para una misión de tiempo indefinido.

Salió de su habitación, y bajo a la cocina, lleno dos botellas con agua potable para el viaje.

Paro en seco cuando se dio cuenta de que dejaría solo a su padre hasta que ella regresará, lo miro con cierta culpa, y comenzó a escribir notas para cada situación que le pudiera ocurrir.

“No dejes hervir el agua más de 10 minutos enteros. ”

“En el segundo cajón de la cocina se encuentran los cuchillos, ten cuidado con ellos. ”

“En la nevera dejé comida para calentar por un mes. ”

“En los cajones de arriba hay un par de empaques de galletas, y cuatro paquetes de té. ”

“En el horno dejé medio hecha tu comida favorita, solo debes prender el horno a 61° y lo dejas por 08:30 minutos. ”

“No se te olvide limpiar de vez en cuando la casa. ”

“¡Te quiero! Estaré bien. ”

En su trabajo por terminar las notas, el sueño se apoderaba de ella, para finalmente caer dormida después de irse a su habitación, y colocar una alarma.

“Deseaba no tener que dejar a su padre solo, pero no podría escapar junto con el. ”