Hace días te marchaste.
Que ilusa fui al creer que mi pensar me engañaba.
Estabas frío, distante; incluso pusiste una barrera de indiferencia entre mi amor por ti y tú.
Tu mirada se volvió carente de emoción, y tu actitud era la de un completo patán.
¡Que patética al querer engañarme a mí misma! Sabía que te marcharías...
Y aún así... Intenté salvar este amor.