Capítulo 5

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20 de diciembre de 2017

—¿Y me estás diciendo que te la encontraste sola y la sacas de su fisioterapia para traerla hasta mi casa?—pregunté incrédula.

Sí.

—¿Y tú vas y dejas tu fisioterapia a medias?

—Sí, es un poco más complicado que eso, pero se podría decir que sí—respondió la rubia desconocida.

Miré a Hope y a la rubia un poco más baja que yo enfrente de la puerta de la casa de mi padre, mirándome como si nada pasara, cuando yo estaba bastante confundida.

Hope me dijo que se iba a cambiar de color de pelo, de nuevo por supuesto, y que luego de unos recados se pasaría por mí casa.

Bueno, pues sí. Ahora es peli-rosa y se ha traído a una desconocida a mí casa. Vale, Ophelia.

Acuérdate de respirar, eso. Respirar, eso siempre funciona.

Sobretodo si lo haces con lentitud.

Le tiendo mi mano a la chica y esta la toma con cuidado.

—Soy Ophelia.

—Raven—murmuró en respuesta.

Le sonreí con suavidad y me hice a un lado. Si Hope la trajo es por algo.

—Vamos, cuervito—dijo mi mejor amiga adentrándose en la casa.

Raven se apoyó en su muleta y entró con algo de cojera, hice el amago de ayudarla pero se apartó sutilmente de mi toque.

En respuesta, solo fruncí el ceño con ligereza, pero al final lo dejé pasar.

—¿Estás sola?—cuestionó Hope desde la sala de estar.

Le hice un gesto con la cabeza a Raven para que me siguiera y esta lo hace. Me estaba desesperando un poco verla cojear y no poder ayudarla, pero ella dejó sutilmente claro que no quería ayuda o al menos la mía y lo entiendo, pero eso no quiere decir que no me diese algo de impotencia.

—¿Estás sola?, ¿vía libre?—volvió a preguntar Hope sentándose en el sofá.

Bueno, más bien desparramándose en el.

Papá está con los abuelos, pero me envió un mensaje diciendo que viene en breve.

Eso hizo que Hope salte y se siente con la espalda recta.

Tienes que conocer a su padre, es un sugar daddy en toda su regla—se mordió el labio mientras suspiraba dramáticamente.

Rodé los ojos—¿En que idioma tengo que decirte que es incómodo que hables en esos términos de mi padre?

—En mi sucio vocabulario, quizá y te escuche.

Suspiro—Paso.

Ella es la es la que rueda los ojos ahora—Perdón, se me olvidó que a veces eres una santa.

Miré de reojo a Raven, que se ha sentado en un sillón individual y nos miraba a ambas.

Sacudí un poco la cabeza y me senté junto a Hope.

—¿Cómo está Oliver?—cuestioné.

La expresión burlona de Hope pasó a suavizarse considerablemente.

—De momento todo va bien, supongo.

—Ya verás que sale de esta, es terco, por mucho que le digan que no puede él dirá que puede el doble—dije y apoyé una mano en la suya en forma de consuelo.

La Voz de Ophelia #1 Saga Great GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora