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____ Mendoza

Soñaba de lo más lindo con mí poderosísimo Tom Holland hasta que la alarma de mí teléfono empezó a sonar, me levanté lo más rápido que pude fui a mí habitación, me di un baño y salí vestida.

Estaba apurada así que posiblemente coma algo en el camino o después de mí turno de la mañana.

Estaba saliendo cuando Gus me empezó a ladrar, Claro como fui tan tonta.

Fui le serví agua y comida, este perro me va llevar a la quiebra solo come croquetas de las caras y unas difíciles de conseguir galletas de coco, aún así es mí única compañía.

Quería salir cuando otra vez mí perro impide el pasó.

___: Ya es enserio Gus - dije apurada - Gus por favor son las 6:40am me tengo que ir, yo tengo - y ahí fue cuando entendí a mí perro - el extraño. En mí cuarto. -.

Dios! Cómo puedo irme a trabajar cuando literalmente tengo aun desconocido en mí casa.

¿Que hago? No puedo faltar al trabajo me van a despedir y si me despiden como comparé las galletas de Gus o las medicinas del extraño.

Pero y si voy trabajar y si el extraño empeora y no encuentra a nadie y si se muere y si me roba.

Bueno en mí departamento no hay mucho para robar que digamos, lo único que podía considerarse de valor es el pequeño refrigerador que nunca podría robarse ya que no cabe por la puerta, así que no creo que pueda robarme pero y sí.

No, tengo que ir a trabajar solo espero que cuando regresé encontrar mis cosas, mí perro y a mí herido huésped.

Cinco Hargreeves

Corría por los más asquerosos callejones de un barrio de mala muerte.

La nueva seguridad que había contratado eran unos soplones del cartel de la vieja guardia. Afortunadamente un amigo mío que tengo de infiltrado en dicho cartel me informo de la traición de esos estúpidos.

Eran 6 idiotas a los cuales les pague para que me cuidaran y ahora los tengo persiguiendo me. Bueno en realidad eran 2 ya había matado a los otros 4.

Estaba cansado esos imbéciles me habían agarrado 6 a uno, solo podía correr en esos instantes.

Casi entrando a un callejón uno me atrapó. Intenté defenderme dándole unos golpes pero su compañero vino y me apunto con arma, ante eso no pude hacer nada más que levantar las manos y quedarme quieto.

Los idiotas empezaron a golpearme sin piedad alguna hasta casi dejarme en el suelo. Fue allí cuando el idiota que tenía el arma se agachó para revisar mis bolsillos y robar todo lo que tenía.

Que gran pandilla de imbéciles, cuando lo tuve frente a mí aproveche para darle una patada. El calló a un lado soltando su arma la cual rápidamente tome y le dispare, su compañero saco una navaja y me la clavo en el abdomen.

Saque la navaja de mí abdomen y arroje el arma. Con las pocas fuerzas que me quedaban seguí corriendo entre los callejones hasta estar lo suficientemente lejos de ahí para poder pedir ayuda y que alguien venga por mí.

𝑁𝑎𝑟𝑐𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora