I "EL PRIMER ENCUENTRO"

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Habían pasado seis horas desde que partí de California, dejando a mis amigos y mi vida atrás porque mi abuelo había fallecido. Mamá me preparó las maletas y me dijo que estaría en el pueblo de Lynton, en el norte de Devon, al sudoeste de Inglaterra, cuidando de mi abuela. Ahí el clima era fijo; lluvias y nubes todo el año, muy diferente a lo que estaba acostumbrada en Santa Bárbara. Genial.

Viajaba solo porqué mi madre nunca tuvo buena relación con los abuelos, al contrario que yo que siempre pasaba las navidades con ellos debido al trabajo de mamá. Siempre me daban muchos regalos e íbamos al bosque a ver caer la nieve con los demás vecinos. Ahora, sin el abuelo Sebastian, sería diferente. Siempre habían sido un equipo, si yo estaba triste no podía ni imaginarme el dolor de la abuela Grace al perder a su alma gemela. Suspiré. El amor era tan extraño...

Todavía me faltaban seis horas más para aterrizar en Londres, y de ahí otras tres horas más hasta finalmente llegar al pueblo. Estaba muy alejado y era muy pequeño, ya podía notar la claustrofobia en mi interior. California era espacioso, pero Fowey sería muy diferente. Pero me acostumbraría, por la abuela.

No quería volver a dormirme para volver a pasarlo mal con las mismas pesadillas confusas que había tenido durante dos horas, así que me permití divagar. La vida que dejaba atrás tampoco era para tanto; mis amigos siempre hacían planes sin mí y sabía que pensaban que era una rarita, pero no me importaba. Leer siempre me ha aportado paz, y un buen libro es preferible a una mala compañía, obviamente. Nunca llamaba la atención, y así me gustaba.

No era una aburrida como todo el mundo pensaba, solo qué no enseñaba mi verdadera personalidad por miedo a ser juzgada. Siempre he sido de las que sufren en silencio, ya que nunca he tenido a nadie en quien confiar. Mi madre nunca estaba en casa así que pasaba la mayoría de los días sola con mis pensamientos, nada bueno para alguien que piensa todo de más. Pero ahora no estaría sola, mi abuela siempre había estado ahí para mí y sabía que esta vez no sería diferente.

Volviendo al presente, no sabía que me deparaba en Inglaterra. Podía ver a chicas asombrosamente altas y pálidas mirándome por encima del hombro, haciéndome sentir insignificante. Tuve un escalofrío. Ambrose, no todas las chicas son iguales, a lo mejor consigues hacer amigas. Eso esperaba. Nunca había sido una gran fan de la naturaleza, era algo torpe y me daban fobia toda clase de bichos, así que no sé cómo me desarrollaría cuando llegara. Espero que no me atacase ningún bicho, ni me devorara un animal. Sería una muerte muy penosa.

Saqué mi móvil del bolsillo y cambié la canción que estaba sonando por "Bye Bye Baby" de Taylor Swift. Me relajaba escuchar sus canciones, estaban llenas de sentimiento y una canción de despedida era lo que encajaba escuchar en estos momentos. Era inevitable, iba a comenzar una vida nueva en un pueblo que apenas recordaba, y como si eso fuese poco entraba al instituto a casi finales de semestre. Estábamos en mayo. Suspiré e intenté no pensar mucho en ello mientras poco a poco me quedaba dormida soñando con bosques y lluvia.

En lo que me pareció un abrir y cerrar de ojos, aterricé en Londres y me embarqué en un eterno camino de tres horas en autobús viendo cada vez más arboles y vegetación. Me sentía atrapada, ¿cómo sería el pueblo? Hacía años que no iba, solo recordaba un amasijo borroso de árboles y un pedacito de mar. Pensé en si me podría dar un baño alguno de estos días, amaba la costa, pero luego caí en la cuenta de que me iba a uno de los pueblos más fríos probablemente del mundo y no me apetecía morir de hipotermia, gracias. Pero sería nostálgico, mirar al mar, pensar en la vida que tenía y no tendré en un buen tiempo... Tenía que parar de pensar así. No podía molestar a la abuela con pensamientos egoístas, pensaba aguantar por ella. Se lo merecía.

No sabía cuanto tiempo me había pasado dormida (otra vez, no me juzguéis, culpad al jet-lag) pero si sabía que no tenía ni idea de dónde estaba y el autobusero confirmó mis sospechas cuando me zarandeó indicándome que debía bajarme ya que habíamos llegado a la última parada. Un bosque, nada más y nada menos. ¿Qué clase de bus tiene una parada en medio de la nada?

La última marca.Where stories live. Discover now