【003】ও

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Un señor de barba notoria y de unos aproximados cuarenta años, se encontraba en el patio comedor de un distinguido restaurante. Fumaba con calma ante la espera de JonHyun, su mano derecha y fiel trabajador.

─ ¡Lo siento mucho, señor Shin! ─ apareció de repente, corriendo con apuro hasta llegar y sentarse al frente de su jefe.

─ Está bien, no te preocupes. Tienes suerte de que pensaba quedarme en Praga por más tiempo. ¿Qué noticias tienes?

─ ¡Ah sí! ¡Es sobre el Wonseog! ─ gritó eufórico, Shin le tapó la boca rápidamente. Mirándolo con enojo y unas tremendas ganas de querer matarlo. No le costaría nada.

─ ¿Es que eres idiota? ─ susurró, sin sacar aún su mano de la boca de JonHyun. ─ No puedes hablar del diamante tan a la ligera. ¿Entendido?
JonHyun asintió muchas veces y carraspeó luego de que su jefe lo soltó.

─ Lo siento mi señor, pero es que ha llegado una propuesta. Un tipo quiere vendernos el diamante. ─ habló en voz baja esta vez, con discreción.

─ ¿Quién es?

─ No ha querido revelar su identidad, pero nos llegó a enviar las pruebas suficientes que muestran que sí tiene en su poder lo que queremos.
De inmediato Shin sonrió complacido, dio la última calada al cigarro y lo desechó en el pequeño recipiente de vidrio.

─ Si le doy la joya a Gwon, no dudará en darme un 20% más de las ganancias. ─ habló esperanzado. ─ Quiero eso lo más pronto posible.

─ Entendido mi señor.

─ Llama a Kwang y dile que se encargue del encuentro con el tipo, quiero la joya este fin de semana. ─ demandó tajante.

JonHyun asintió varias veces y lo miró fijamente.

─ ¿Y? ─ Shin elevó una de sus cejas.

─ ¿Cómo dice? ─ preguntó inocente.

─ ¡¿Qué esperas?! ¡Muévete ya! ─ gritó alzando levemente las manos. ─ ¡Anda y abre una cuenta en el banco!

─ Uh, sí. Sí, señor Shin. ─ y como por arte de magia, JonHyun se levantó con rapidez. Dio muchas reverencias en modo de despedida y salió corriendo del campo visual de su jefe.

─ Idiota. ─ susurró para luego pedir una copa de vino tinto al mesero.

En un restaurante de baja calidad, ubicado en los barrios más altos y marginados del lugar, un apuesto rubio de gafas oscuras, estaba sentado jugando con un cubo mágico de plata entre sus manos.
Nuevamente revisó la hora en su celular e hizo un pequeño mohín, estaban tardando demasiado.

─ Muy bien día, joven. ¿Qué le traigo para comer? ─ habló un adolescente con una media sonrisa.

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─ Ya le di mi orden al cocinero, pequeño. Puedes traerlo cuando vengan mis acompañantes.

─ ¡Está bien! ─ dicho esto el chiquillo se fue a atender otra mesa.

El rubio, de nombre JiMin, suspiró y siguió moviendo la pieza, hasta que de pronto tocan su hombro repetidas veces. Levantó la mirada y luego dejó que sus gafas de sol se deslizaran levemente por el puente de su nariz.

The WonSeog «JIKOOK» | AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora