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1991

Atenea

Hoy era el día en el que mi abuela iba a ir a visitar a mi abuelo, siempre trataba de acompañarla ya que me llevaba muy bien con el, me gustaba platicarle sobre mi día y el siempre me decía que siempre iba a estar orgulloso de mi y que era su nieta favorita.

Estaba muy orgullosa de ser Grindelwad, aún eso traía problemas en el mundo mágico, algunos magos aún tenían miedo del apellido Grindelwad, toda mi familia es muy discriminada por el mismo motivo, algunos magos se asustan cuando me ven ya que soy la copia exacta de él pero a mí realmente no me importa, yo sé quién soy y quién quiero ser, el pasado de mi familia no me va a atormentar ni tengo que ser como ellos.

Cuando llegamos a la prisión, nos llevaron directo a la celda dónde se encontraba mi abuelo

Abuelo Gallert- si aquí está mi princesa- lo dijo con una sonrisa

Atenea- hola abuelo, te extrañaba mucho, mira te traje unas galletas que hice, me costó trabajo el hechizo para esconderlas pero lo conseguí- hablé con una sonrisa orgullosa

Abuelo Gallert- no cabe duda que vas a ser una gran hechicera, mantén el apellido Grindelwad siempre en alto, que no cualquiera merece portarlo

Abuela Lina- bueno siempre hemos sabido que mi nieta es la más lista pero no les digas a tus hermanos porque se ponen celosos.

Pasamos un rato hablando, hasta que se acabó el tiempo y tuvimos que salir, íbamos a pasar al callejón Diagon ya que se me olvidó comprar mi varita el día de ayer, así que mi abuela me iba a acompañar y por ahí íbamos a recoger unos libros que le encargue a la abuela Lina.

Llegamos al callejón Diagon, cada vez se acerca mas la fecha para ir a hogwarts así que siempre estaba muy lleno.

Abuela Lina- tesoro voy a recoger los libros que encargaste, tu ve mi entras por tu carita, cuando termines espérame en la boticaria si?

Atenea- si abuela, no hay problema

Iba caminando a Ollivanders la mejor tienda de varitas, cuando entré ví a un hombre mayor muy canoso

Ollivander- Ah señorita Grindelwad, la estaba esperando, tengo un par de varitas que me gustaría mostrarle

Pasaron al rededor de 10 minutos y aún no encontraba mi varita, me empezaba a desesperar, que tal si no me escogía una varita

Ollivander- mmmmm... Pruebe esta es núcleo de cola de pelo de Thestral, madera de nogal, 30 centímetros y felxible

Cuando agarre la varita sentí un cosquilleo en mi mano, era muy linda, tenía una piedra azul en el mango de esta.

Ollivander- mmm... Curioso esa varita es muy poderosa señorita Grindelwad, no cabe duda que podrá hacer muchas cosas, así que tenga precaución al usarla

Atenea- oh muchas gracias señor Ollivander, que tenga un lindo día.

Narrador

Atena se reencontró con su abuela, le mostró los libros y se dispusieron ir a casa.

Cuando llegaron a casa, Atenea subió a su cuarto para leer sus libros nuevos, ella leía mucho, le atraían las artes oscuras y las pociones, era buena en ellas, siempre ayudaba a su abuela a recolectar ingredientes y hacer pociones.

Tenía un gran don para los hechizos, cuando Atenea cumplió 11 años su abuela le regaló la libreta de su abuelo, ahí tenía hechizos y conjuros de todo tipo, claro estaba que aún no los podía practicar pero amaba leerlos y estudiarlos para que cuando llegara la hora los pudiera conjurar, siempre pensó que era diferente y aveces se preguntaba porque era la única que tenía esas características físicas.

Esa tarde toda la familia se reunió para poder tomar la última cena antes de que los niños partieran a hogwarts.

Ceres- Recuerden muchachos no dejen que los niños se acerquen a Atenea y Artemisa- dijo con una sonrisa cómplice a sus hijos y sobrino

Atenea- eso no es justo, entonces no dejaré que ninguna niña se les acerque a ellos- lo dijo frunciendo el ceño

Artemisa- si eso no es justo, nosotras sabemos cuidarnos

Ceres- lo sé niñas, pero los niños nunca tendrán intenciones buenas, recuerden que no pueden tener novio hasta los 50- le dijo apuntando les con el dedo

Atenea- mejor hasta los 20

Artemisa- no mejor a los 15

La abuela Lina solo estallo en carcajadas, mientras los padres de ambas chicas fruncían el ceño

Mia- bueno niñas ya es mejor que se vayan a dormir, mañana las llevaremos al andén y no quiero que lleguemos tarde

Subieron al mi cuarto de Atenea su  hermano y prima se iban a dormir juntos, ya que estaban muy nerviosos y ninguno podía consultar en su totalidad el sueño





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