Toda la familia corría por la casa alistando sus maletas y empacando cosas sumamente innecesarias para un viaje de menos de una semana. Mi hermano era el único despreocupado en que empacar, puesto que solo le interesaba llevar su celular lleno de juegos, a diferencia de mi mamá quién se preocupaba por el más mínimo detalle planeando la ropa de cada día. Por otro lado, yo únicamente pensaba en salir corriendo a recoger a mi mejor amiga.
—Si no te mueves se te hará tarde, no entiendo por qué Lucía no llega directamente al aeropuerto —dijo mi mamá enojada.
—Ya te dije, Lu no conoce bien la ciudad —respondí irritada, siempre se pone estresante cuando las cosas no salen como ella quiere —. Además, su mamá no la dejaba ir si no la recogía, yo iré rápido y me llevo mi maleta para llegar directamente al aeropuerto.
—Bien, apúrate por favor y me llamas cuando vayan camino al aeropuerto.
—Adiós, mamá —me despedí con un beso en la mejilla y me fui sin saber que en un largo tiempo no la vería.
Al salir tuve un mal presentimiento y decidí ignorarlo para mi desgracia. Al subirme al autobús me di cuenta de que todos los asientos estaban ocupados, gracias a Dios solo llevaba una maleta pequeña con ruedas, pero todo empezó mal cuando una señora y su hija empezaron a molestarme porque mi maleta ocupaba mucho espacio, me irrité tanto que preferí bajarme y más bien coger un taxi. Otro de los tantos errores que cometí hoy, pues di con un conductor muy lento que no conocía la ciudad, y como era muy tarde ya, llamé a la mamá de Lucía para que por favor la llevará al centro comercial Las murallas, era uno cercano a su casa y menos mal ella accedió después de insistir demasiado.
Al bajarme del taxi, vi frente al centro comercial camionetas y autos negros, la verdad parecía un funeral, pero decidí pensar en que tal vez eran parte de una aplicación de transporte.
—¡SARAAAA! —Gritó Lucía caminando hacía a mi mientras su mamá hablaba por teléfono—. Por fin llegas
—Niñas, yo tengo que irme ya, me llamaron de la oficina por una urgencia en el trabajo.
—No se preocupe, señora Johana, su hija está en muy buenas manos — respondí.
—Lo sé, cuídense mucho mis niñas —pidió —Te amo hija, adiós.
—Tenemos que irnos ya, Lu, vamos super tarde y mi mamá no tarda en llamar
—Preguntémosles a los carros de al frente si son de alguna aplicación
—Me lees la mente, aunque la verdad parece más bien un funeral
—Sí, pero vamos muy tarde y no tenemos tiempo de pedir un taxi
Nos acercamos a uno de ellos, y como tenía vidrios oscuros, golpeamos la ventana. Al bajarse el vidrio, vimos a un muchacho muy guapo, aparentaba unos 23 años. Sus ojos eran negros, tez blanca, y un cabello ondulado que a tientas se veía hasta mejor cuidado que el mío. Vestía una camisa blanca y un blazer color caqui, creo que viste elegante como para ser un conductor o algo así. Volteé a ver a Lu y su rostro estaba rojo fuego, ambas pensábamos lo mismo, que era guapísimo.
—Disculpe, ¿usted maneja alguna aplicación de transporte?, necesitamos llegar al aeropuerto con urgencia —dije mirándolo directamente a los ojos con coquetería.
—No. —respondió serio.
—Nos apena molestarlo, pero ¿conoce en donde podemos pedir un taxi? —preguntó Lu
Todo pasó muy rápido, el vio algo tras nosotras y de su blazer sacó un arma. Mi impulso de supervivencia hizo que agarrase a Lu de la mano y nos fuéramos corriendo hacia el centro comercial. Lu empezó a llorar y mi primera opción fue meterme a un supermercado.
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Efecto Mariposa
AcciónSara tendrá que idearse la manera de escapar de su captor aunque tenga que fingir pasión por quién ella considera un monstruo, todo lo hará por salvar a los inocentes que se encuentran con ella sin saber que su vida ya no volverá a ser como lo era a...