Problemas problemáticos

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Lilith y yo decidimos hacer una fiesta, en la que solo estuviésemos nosotras dos. Ella ofreció su casa, dijo que aprovecharíamos la ausencia de sus padres para divertirnos hasta caer rendidas de sueño. Claramente acepté, me sentía llena cuando estaba a su lado, aun que en este momento preferiría no haberlo hecho.

Simplemente lo pasábamos bien, cenamos pizza del restaurante de Orlov, un viejo amigo de mi padre. Después nos divertimos jugando videojuegos, y simplemente hicimos el tonto. Pienso en esos momentos, y la verdad no recuerdo que hicimos ni qué pasó para acabar en esta situación. Escuchábamos música mientras ella me enseñaba a dibujar, de verdad que lo intentaba, aun que mis dibujos nunca terminasen como los de ella, pero al menos después nos reíamos juntas. Me encantaba verla reír, me encantaba que nos riésemos juntas, y daría mi vida por volver a hacerlo en estos momentos.

Se dispuso a ir al baño, y yo me quedé en su cuarto esperándola mientras seguía trazando líneas en ese trozo de papel. Cuando regresó, sentí algo, algo no iba bien, no tenía súper poderes pero tampoco los necesitaba para comprobarlo. Los ojos azules de mi amiga se convertían en una fosa marina, oscuros, y su brillo no era el mismo que el de antes.

--¿Estás bien?-- pregunté mirándola.

--Perfectamente.-- respondió con una mirada abrumadora, atemorizante. Una cosa tenía clara, esa no era mi mejor amiga.

Mi mejor impulso fue levantarme de la cama, la seguía mirando a los ojos, mientras que me acercaba lentamente a la puerta. Algo no andaba bien, mi amiga no era mi amiga, sus ojos no tenían tanto brillo como de costumbre, sus palabras tenían impacto en mí.

Cuando estuve lo bastante cerca del pomo de la puerta, me giré, la abrí e intenté salir, topándome de frente con Lilith, la verdadera Lilith. Quedé atemorizada pero tranquila al mismo tiempo.

--L-Lilith, ¿eres tú?-- tartamudeé.

--Em, Devi soy yo.-- respondió haciendo una mueca de no entender nada.

--P-pero...-- Me giré de nuevo, mirando su cama y viendo a su copia sentada en ella. Lilith miró sobre mi hombro, viéndose a si misma.

--Las mejores amigas no se asustan la una de la otra, ¿no es así Devika?, y tu Lilith, ¿cómo te atreves a dejarla sola? ¿Es que no recuerdas lo que me hizo tu familia?-- dijo la Lilith falsa mientras sacaba un arma blanca de su bolsillo.

 Mi amiga me cogió del pijama asustada y echó a correr conmigo del brazo. Yo no salía de mis pensamientos, notaba mis pies sobre el suelo húmedo de la calle y los gritos de Lilith, pero era incapaz de salir de mi asombro. Mi mejor amiga gritaba socorro, pero nadie nos auxiliaba. Me seguía manteniendo del brazo, no me soltaba. A veces escuchaba como gritaba mi nombre, e incluso como me sacudía. Pero no era capaz de responder. Mi mente estaba en blanco. Cerré mis ojos, utilicé todas mis fuerzas y logré salir de mi pensamiento, logré volver a estar consciente.

Miré hacia los lados, estábamos en la autovía que llevaba a la ciudad, mi amiga paró de gritar y todavía sostenía la manga de mi pijama que estaba lleno de tierra. Dejé de andar. Lilith se giró mirándome.

--Camina, tenemos que huir.-- suspiraba, parecía cansada, sus pies descalzos se arrastraban sobre el cemento, sudaba mucho y su tono de voz parecía cansado.

--¿Adónde pretendes ir?-- pregunté, sabía sus planes, como toda persona lo mejor que piensan es huir, es un peligro estar cerca de su casa, pero también había más gente en el pueblo que podían morir, además la policía no creería a dos adolescentes, en pijama, llenas de tierra, diciéndoles que han visto un clon de su amiga. Había que ser inteligente, pero a la vez cauteloso.

--A la ciudad a buscar ayuda.-- contestó.

--No vamos a conseguir ninguna ayuda, piénsatelo un momento, ¿crees de verdad que la policía va a creer que hemos visto a otra tú sentada en tu cama?-- hablé, intentando que entrase en razón.

--Devika no seas negativa, les explicarás lo que viste, lo que vimos, por favor, nuestras vidas corren riesgo, las dos lo vimos.-- dijo ella empujándome para que andase.

--Lilith, para, piénsalo, hay más gente que necesita ayuda en el pueblo, la policía no nos escuchará.-- Quería que entrase en razón, quería salvarnos.

--No, escúchame.-- musitó poniéndose en frente mía. --Esto, no es una película de terror Devika, esto es la vida real, las cosas no se van a arreglar por arte de magia. Te he traído hasta aquí con las fuerzas que me quedaban  para que lográsemos salir con vida las dos, ahora solo te pido un favor, camina.-- añadió, estaba cansada, se le notaba en su tono de voz.

--Yo voy a volver, perdóname mi fallo si no salgo viva, pero hay más gente que necesita salvación. No quiero dejarte sola, pero debo hacerlo por todas las familias que están en el pueblo. Por favor ven conmigo.-- dije por última vez mirando sus ojos, tal vez no los volvería a ver.

--Pero Devika estoy haciendo esto para que no muramos.-- exclamó preocupada.

--Pero si mueres, no quiero que lo hagas sola.-- dijo mientras se ponía a mi lado. Sonreí, nunca encontraría a alguien igual, no debía dejarla sola.

Caminamos durante horas, hasta llegar al cartel del pueblo. Estábamos decididas pero asustadas. Cruzamos el gran cartel que ponía "Bienvenidos a  Altheney". Todo transcurría con normalidad en el pueblo. Pensamos que lo mejor sería no volver a casa para mantener alejadas a nuestras familias de lo que fuese aquella cosa. Entraríamos por la noche en nuestras casas y cogeríamos nuestros teléfonos, algo de dinero y ropa cómoda. Iríamos a una cabaña situada en el bosque del pueblo, que construí con mi tía Grace cuando tenía 8 años. Recuerdo que había una cama, un armario, y algo que simulaba un sillón. Así que nos preparamos para lo que vendría a continuación, nos esperaba una lucha.


ℑ𝔫𝔡𝔢𝔩𝔢𝔟𝔩𝔢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora