Capítulo 1

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    23 de agosto, 2019

𝙅𝘼𝘾𝙊𝘽

Estaba sentado en la sala de ese viejo hospital viendo hacia algún punto, me encantaría saber que estaba pensando y porque las demás personas me veían de esa manera, no quiero ni imaginar la cara de desagrado que tenía, o bueno, realmente siempre tenía una inaudita cara de desagrado y repugnancia.

Estaba muriendo de hambre, lo único que quería en ese momento era dormir y comer.

Mientras mi cabeza no paraba de revolotear solo se me ocurrió caminar por esa sala llena de tristeza y con ese olor distintivo de los hospitales, sabes que algo anda mal cuando percibes ese olor. Aún no logro entender a las personas que trabajan en este tipo de lugares, ¿En serio no mueren de aburrimiento?

— ¿Jacob Miller? — Pregunto una de las enfermeras. Cuando alce la mirada vi sus ojos tenían una profunda lastima, como si deseara darme una abrazo que destrozará cada parte de mi delgado cuerpo en ese preciso momento.

Su uniforme estaba sumamente blanco y planchado a la perfección, traía un frasco de medicinas en su mano que rápidamente guardó en uno de sus bolsillos.

—¿Sí?— Fue lo que dije, mi voz sonó un poco aguda al principio pero se debilitó al final, trate de que sonara bien pero no fue así, había resaltado lo mal que estaba. — Ya puede pasar a ver a la señora Milles — Note que la enfermera me siguió con su mirada hasta que logre entrar a esa habitación. A decir verdad detesto que las personas me observen por mucho tiempo, me da inseguridad, una ola de escalofríos, nervios y presión me inunda.

No sé cómo describir ese momento en el que entre al lugar donde estaba mi madre recostada tomando su siesta como una pequeña bebé, el verla ahí me partía en corazón.

Pensar que en cualquier segundo ya no iba a estar conmigo me debilitaba.

Mi pecho se hundía cuando me llegaba su olor mezclado con el de ese hospital, es una catastrófica pesadilla de la que quisieras despertar en ese mismo instante porque sabes que te va deshacer si algo malo llagará a pasar.

Mi madre se llama Isabella Miller tiene 42 años, morena con sus ojos verdes, su cabello largo, castaño y recogido con una sencilla trenza.

Hace un año le diagnosticaron un Mieloma Múltiple es un tipo de cancer y se considera incurable. Nosotros no tenemos una situación económica del todo buena, así que debo de estudiar, trabajar y cuidar a mi madre al mismo tiempo, lo cuál no me molesta en lo más mínimo.

Ella siempre luchó por sacarme adelante, ahora yo debía ponerla al frente.

Siempre llevaba pinturas y hojas conmigo, amaba sobre todo pintar, mientras ella dormía yo pintaba, cualquier cosa que se me ocurriera en el momento, era fan de dejarme llevar.

Si de arte se trata, puedo nombrar un pintor que simplemente me fascina. Bob Ross, murió el 4 de julio, 1995. Me inspiraba algunas veces en sus obras cuando no sabía qué hacer.

Para ganar algo de dinero también vendía algunos de mis cuadros a personas del hospital, universidad y trabajo, a los demás les gustaban mucho mis pinturas.

— ¿Jacob? — Dijo repentinamente mi madre, — Hola mamá. — Le dije en un tono suave y delicado.

Ella me veía con orgullo y preocupación la mayoría del tiempo, pero en ese momento resaltó más su preocupación.

Vale la pena mencionar que mi padre murió cuando tenía 12 años, tuvo un accidente, por eso mi madre se convirtió en mi vida entera.

— ¿No deberías de estar en la universidad?— Dijo ella con desazón. — Sí, pero e pedido permiso para venir a visitarte.— Le mencione. — Yo estoy bien, deberías irte, no me gusta que me veas así, lo sabes perfectamente. — Sonó enfadada, realmente lo estaba, así que preferí levantarme, darle un beso en su mejilla y decirle — Te quiero mamá. — Ella siguió mirándome hasta que salí.

Esa NocheWhere stories live. Discover now