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Todo había empezado un lunes, un lunes en el que Signas, quien era nuevo en el trabajo, estaba especialmente cansado, no había tenido descanso en toda la semana anterior y ahora estaba casi literalmente cayendo dormido. Ese lunes por la noche había notado una mirada extraña por parte de un Reploid azul, lo conocía personalmente.

Signas solía pensar que era muy blando e inseguro debido a que muchas veces, él mismo debía darle apoyo moral, a veces hasta tarde por la noche en algún pasillo.

"¿Te puedo ayudar en algo?" Cuestionó agresivamente luego de notar que era perseguido por el pequeño Reploid de ojos verdes por el pasillo.

"Yo... Ummm..." el pequeño sostenía un pequeño recipiente entre sus manos.

"Rápido, tengo cosas que hacer" siempre odió cuando las personas titubeaban.

"Yo... Quería darle esto..." dijo entregando el pequeño recipiente. Signas le miró confundido "Es un poco de pastel... Alguien cumplió años hoy y usted no estaba, así que le guardé un poco..." Signas lo tomó entre sus manos "Ha estado muy ocupado estos días y pensé... Bueno..." rió nerviosamente.

"Gracias..." dijo y X le sonrió, aunque Signas no lo hizo de vuelta. El ojiverde dio media vuelta y se despidió. Ese gesto fue suficiente para que Signas sintiera una calidez poco familiar, en todo su tiempo ahí, nadie se había preocupado por él de esa manera.

Ese fue el desencadenante de varios sentimientos que vinieron después

X solía preocuparse por el Comandante y el Comandante por X. Aunque no mantenían conversaciones, ambos se animaban mutuamente cuando lo necesitaban. Signas había encontrado en el ojiverde un apoyo que nadie más en el trabajo podía darle.

Fue un martes cuando Signas cayó en cuenta de que había algo que lo hacía comportarse diferente. Algo que lo hacía sonrojarse o sentirse un poco avergonzado al estar junto al Reploid de armadura azul. Sabía perfectamente lo que era el amor y la atracción porque lo había sentido antes cuando se enamoró de alguna persona y no dio resultado. Pero ahora se negaba a aceptar dichos sentimientos por alguien de los Hunters, hizo un buen trabajo escondiendo sus sentimientos.

Fue un miércoles mientras trabajaba que decidió revisar las cámaras por casualidad y encontró al joven azul en brazos del joven de armadura carmesí, cuando su corazón se rompió en pedazos mientras observaba las pantallas. No lo pensó cuando los llamó a su oficina pero en cuanto los tuvo enfrente comprendió que no podía detener nada, así que puso una excusa y advirtió que no se les descubriera.

Fue un jueves que decidió que no se sentiría mal por ello. Salió esa noche y buscó entretenerse, creyó ser lo suficientemente claro en que solo quería una noche, pero el chico con el que salió no lo comprendió y trató de destruir su camioneta, ahora tenía una orden de alejamiento y ni siquiera había valido la pena pues nada de lo que intentó para olvidarse de lo que sentía funcionó.

Fue un viernes cuando entró al clóset de una discoteca y encontró a aquella pareja en aquel oscuro lugar. Su "corazón" se partió en pedazos de nuevo, pero era un Reploid firme y no lo iba a mostrar, por otro lado, aquello también estaba mal, así que exigió una explicación y en cambio recibió un beso por parte de aquel chico ojiverde. Su "corazó" dio un vuelco y se sintió tentado en aceptar la propuesta del joven borracho, pero de nuevo, era un Reploid firme y también discreto, aunque no rechazó explícitamente aquella oferta.

Fue el sábado de la mañana siguiente cuando decidió que no iba a permitir que esos sentimientos lo carcomieran para siempre. Tomaría lo que quería, lo que siempre había querido, lo que deseaba, lo que amaba e hizo hasta lo imposible por lograrlo. Movió sus piezas como si un fino juego de ajedrez se tratara, hizo lo que tenía que hacer aún si parecía un villano a ojos de los demás, pues en el amor y la guerra todo era válido para él.

Y finalmente, fue un domingo cuando se arrodilló frente a X y recibió el tan anhelado "Sí, acepto" que lo llenó de la más profunda alegría que un Reploid podría experimentar.

Ahora era feliz. Era feliz porque cada mañana que despertaba encontraba a ese chico en su habitación, durmiendo plácidamente y en paz, porque desayunaba junto a él, porque podía amarlo libremente, tomar su mano, dedicarle miradas, porque ya no tenía que esconder lo que sentía. Amaba a la luz del sol brillante y radiante sin culpas ni pretextos porque cada vez que ese chico le sonreía era para él como un regalo del mismísimo Dios. Era feliz.

Se miró al espejo y colocó su gorra en su cabeza, el deber llamaba, tenía papeleo que revisar y Hunters que dirigir.

---Cariño--- dijo el chico ojiverde entrando en la habitación súbitamente ---¿Ya estás listo? ¿Nos vamos?

Signas sonrió.

---Sí, estoy listo, vámonos.

***

Hola. Espero estén muy bien y gracias por seguir leyendo esta obra.

Bonito Signas 😳👌

En cualquier caso, puse el vídeo abajo porque Wattpad anda delicado y quiere evitar los derechos de autor, pero curiosamente aún permite ponerlos abajo, así que editaré los demás capítulos.

Anyway, gracias por el apoyo, se les quiere.

PrístinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora