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–Deberías de probar a escribir con la pluma.

Joder.

–¿De dónde coño has sacado mi número de teléfono? –le pregunto. Este chico  me está poniendo de los  nervios.

–Contactos –dice, encogiéndose de hombros. Creía que me iba a esquivar la pregunta.

–¿Qué contactos? ¿Y por qué te interesa tanto que escriba con tu pluma?

–No es mi pluma. Es tu pluma.

–¿De qué cont...? –y, en ese momento, llega la profesora. Él (Calum, o lo mismo se ha inventado el nombre) me pone un dedo en los labios, indicando que guarde silencio.

No entiendo a este tío.

–¿Se lo has  dado tú? –no me puedo creer que mi propio primo me haya hecho esto.

–Sí.

–¿Por qué? –y le pongo un dedo en la cara, acusándole.

–Él me lo pidió –me lo dice con una simplifidad que hace que me enfade más. Se sienta conmigo en la mesa, se quita su gorra y le da un bocado al bocadillo (rectifico, a MI bocadillo) de jamón.

–Te vas a quedar calvo –le digo, señanándo su pelo, que ahora lo tiene de color rojo. Él se ríe.

–Pues cuando me quede calvo, diré que me he teñido de un color invisible –me contesta, con la boca llena. Le quito el bocadillo.

–Cómprate tu propia comida, y no hables con la boca llena, es asqueroso –replico. Él me saca la lengua.

–Me estoy aburriendo –le digo a mi primo. Mi madre y la suya están hablando sobre una cosa muy interesante: las cortinas, mi hermano está en la casa de su amigo, y mi padre hablando por teléfono.

–¿Quieres jugar al FIFA? –me propone él.

–Por Dios Michael no –le respondo con cara de horror, y él se ríe. Sabe que noo me gusta nada que tenga que ver con el fútbol.

–¿Quieres verme jugando al FIFA? Soy realmente bueno –me vuelve a preguntar, intentando hacerse el estirado.

–¿Quieres que abramos Skype y llamemos a tu novio? –él hace un puchero y esconde su cara entre las manos.

–Sabes que Ashton y yo no somos novios, lo dices sólo por fastidiar.

–Sí que lo sois.

–QUE TE CALLES –grita él, haciéndome reír.

–Entonces, ¿no quieres hacer una llamada con Skype a Ashton?

–No no no no no no, sí que quiero –responde él, enseguida.

–Vale, vamos a llamar a tu novio.

–Que no es mi novio.

the penDonde viven las historias. Descúbrelo ahora