four.

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Hacía bastante sol en aquel día de verano, Jungwon había decidido ir a comprar unas de sus tantas leches favoritas, pero con un sabor especial...

Almendras.

Desde la mañana sus antojos sólo eran de beber aquella leche de sabor tan dulce y peculiar. Sonrió a la cajera pagándole lo suficiente, tomó la bolsa agradecido y salió del sitío.

Hubiera mandando a Riki si no fuera porque éste estaba trabajando, una vez afuera de aquella tienda sacó la leche de de la bolsa, sin esperar comenzó a beberla y retomando su camino.

No quería regresar a casa todavía, sabía que estaría igual de aburrido, su pequeño amigo Omega iba al colegio, el Beta trabajaba por las tardes y Jay solo se desaparecía. A fortuna suya un parque estaba a pocos segundos de él y decidió que era buena idea tomar aire fresco y quizás quedarse ahí.

A pequeños pasos había logrado llegar, se sentó en una banca un poco alejada, con algo de esfuerzo, su estómago había crecido el doble de lo que ya estaba hace un mes.

Estaba tan concentrado mirando aquellos niños jugar entre ellos, y no pudo evitar pensar en que su cachorro estaría de la misma manera. Habían pasado algunos minutos y los niños se habian ido con sus respectivas madres, pero no quería irse, por el hecho de que todavía no era hora de que regresara Riki del trabajo.

Su lobo comenzó a sentirse inseguro, chillando de la nada asustando al Omega.

Un olor desconocido inundo en su naricita y era repugnante, una mirada pesada se sentía a sus espaldas. Miró hacia la misma dirección notando a un hombre de edad avanzada que tenía una sonrisa en sus labios, pero para nada agradable.

Dispuesto a levantarse para irse de una vez era buena opción, pero sus piernas temblaban y su complejo de Omega tan sólo era sumiso a la penetrante mirada de aquel Alfa, y odiaba que fuera así.

Oh vaya, pero que hermoso Omega habló aquel desconocido una vez que se había acercado.

Jungwon no levantaba ni siquiera la mirada, estaba tan aterrado. El hombre sin preguntar tomó asiento a lado del Omega.

¿Señor, se podría ir? me siento i-incómodo . tampoco lo miró, sus palabras sonaron temblorosas, pero eso solo hizo que el Alfa se enojara.

Intentó escapar pero la mano de aquel hombre había tomado su brazo obligando que el Omega se sentara en el regazo del asqueroso hombre que tenía un olor a celo. Sujetó con fuerza ambas manos para que el pelinegro no pudiera escapar y con una mano libre acarició el vientre del Omega, haciendolo chillar de miedo.

Mmm... Que dices si arreglamos esto, Omega había usado su voz de mando en la última palabra, habia tocado su vientre y se sentía asqueado.

Su-suelteme el Alfa sólo hizo oídos sordos, su mano viajaba al vientre del Omega hasta parar a su muslo y apretarlo a su gusto.

Un gruñido fuerte asustó a ambos, un Alfa de cabellos castaños y con una mirada realmente aterradora miraba al contrario, como tocaba a su Omega.

Suelta a mi Omega . el anciano comenzó a reírse a carcajadas mirando al recién llegado.

No es necesario, podemos compartirlo, ¿no? y así fue como Riki sacó sus colmillos, su lobo había tomado el control dejando ver sus ojos oscuros.

Atacó al hombre moliendolo a golpes.

¡Kinnie, vámonos! esta vez habló su Omega pero no reaccionó y siguió golpeando al anciano.

Los sollozos de su Omega habían llegado a tranquilizarlo, separándose del hombre para acercarse a Jungwon y abrazarlo. Su novio había encontrado refugio en los brazos del Alfa y los sollozos se hacían menos fuertes.

Vámonos a casa.

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La puerta fue abierta dejando al Omega pasar a su hogar, por suerte no estaban sus amigos ya que iban a preguntar por la tardanza del chico y él no estaba para aclarar ello.

Kinnie... el mencionado miró a su novio extrañado por su comportamiento ¿Podrías... Tocarme? me siento sucio formó un tierno puchero viendo con sus ojitos llorosos al mayor.

Y no se resistió a tanta ternura que besó sus labios, tomando la pequeña cintura del Omega.

— Lo que mi Omega pida.

embarazado de un tonto ¡𔘓! wonki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora