☂︎ 𝑷𝒍𝒂𝒚 𝑾𝒊𝒕𝒉 𝑭𝒊𝒓𝒆 ☂︎

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TaeHyun y BeomGyu salieron del departamento, tomados de las manos. Subieron al autobus y se sentaron al último, compartiendo audiculares.

El trayecto, un poco corto, hizo que ambos disfrutaran de la cercanía, incluso si en cuatro paradas más tuvieron que bajar.

Sus manos no se soltaron.

- ¡Tae bonito~! - dijo Kai, corriendo a abrazarlo - es mío - hizo un puchero hacia BeomGyu - ¡mío!

Este rió, soltando la mano de TaeHyun, enarcando una ceja.

- ¿Ahí está bien? -

- Te lo devolveré al receso, ven a sentarte con nosotros - concluyó Kai, sonriendo - ven Tae bonito, estar separado de tu casi novio no te matará.

- ¡Kai! -

Se alejaron, a lo que Choi rió levemente, observando como el resto de estudiantes los ignoraba. Iba a avanzar cuando YeonJun apareció en su frente.

- Beommie - saludó.

- Oh, Junnie - sonrió - ¿vamos?

- Claro que sí Beommie - lo tomó del brazo - que llegaremos tarde.

- Por cierto, ¿dónde andabas ayer? -

- Salí un rato a caminar, a ejercitarme - mintió, tan encantador como siempre - ¿o cómo crees que atraeré a las chicas?

- ¡Tienes razón! -

YeonJun se sentó a su lado, abriendo su mochila y sacando el libro de historia. Detrás de él estaba el dichoso diario que había robado el día anterior.
Tenía tentación de sacarlo ahora, pero esperaría al mejor momento, o a que SooBin torciera el brazo.

El chico siempre lo hacía.

Aunque le ardió que estuviera flechado por el infanfil de Hueningkai. No entendía como podía ser amigo de quien le había roto el corazón. Él se alejaría y prácticamente saldría corriendo de ahí.

No iba a esperar a nadie.
Era absurdo.

- Ayer avancé con TaeTae - susurró BeomGyu, con ese tonito emocionado que solía tener - lo besé.

- Que bien - murmuró, evitando rodar los ojos.

YeonJun asintió tras "felicitar" a su menor. Pero por dentro le hervía la sangre.

"Si no esperas a nadie...¿por qué a él sí?"- le reclamó su conciencia.

BeomGyu era su capricho.
Era ese juguete inalcanzable que siempre quiso.
BeomGyu era el tipo de chico que necesitaba en su vida, el que ponía en orden todo.

Era su equilibrio.

- Hoy le pediré ser mi novio -

- ¿Saldrán en la tarde entonces? - indagó, fingiendo desinterés.

- Sí, lo llevaré a ese parque del cine - comentó, suspirando - espero que me diga que sí.

- Lo hará, lo hará... -

No lo iba a hacer, a menos que SooBin aceptara su trato.

En esta vida, debía tener un respaldo, y su respaldo de todo era el chico alto. También le atraía, aunque este lo odiara.

Sonrió.
Era encantador ver a SooBin enojado.

Era encantador ver a SooBin enojado

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las cosas quə odio ☆ taəgyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora