Historias de una Ciudad Perdida en el Olvido

Cartas al fuego

Todo pasó al instante,

Como la chispa de la fogata,

Crepitante como las llamas, flotante,

todo nuestro mundo se consumió,

al desvanecer,

la llamas sofocadas,

con el aire su calidez, en humo al atardecer.

Así mismo, cayeron como cenizas,

Mis cartas a mano escritas,

Bailando al son de la fría brisa.

Céfiro en celos,

Terminó por esparcir el amor en ellas,

Por toda la faz de la tierra.

La humanidad sabrá de mi amor,

Que, a pesar de lo que parece,

nunca por abandono murió,

más bien como una flor renació,

en un jardín, con rocío creció.

Muéstrale el camino,

en las nubes que ascienden,

danzando y prevalecientes,

a mis recuerdos más felices,

antes de que mis lagrimas tristes,

al pasto lleguen y mis pies pisen.

Ahora no me queda más que seguir,

morir de amor, morir feliz.

Estas cenizas, ahora parte de la brisa,

son mis memorias, son mi desliz.

A ti, que sientes el calor,

que vives un poco, con más amor,

con más brillo, menos dolor.

El viento llevará mis besos,

las nubes mis lágrimas,

y el sol, la caricia de mis palmas.