«La noche de las estrellas»
— ¿Recuerdas que de niños hacíamos esa extraña fiesta de disfraces los viernes? — pregunto Kurt que se encontraba acostado a mi lado.
Habíamos decidido subir al techo y tener un mini picnic mientras anochecía, el cielo ya comenzaba a ser una capa negra sobre nosotros.
— Si era tan bobo, pero divertido para unos niños de seis años.
Comenzamos a reír por los recuerdo y entonces muchas cosas vinieron a mi mente.
Hacía ya unos días que dormía en su casa, específicamente con su hermana Camila que tenía una litera en su habitación y era suficiente para estar agradecida, su familia me había dado la bienvenida con una cena que consistió en hamburguesas, algunas cervezas y noche de cine con afán de que no me fuera nunca, lo cual es gracioso ya que hace años que no estaba aquí, de pequeña pasaba casi todos los veranos aquí.
La madre de Kurt nos hacía pequeños campamentos en el patio trasero y nos preparaba chucherías para pasar la noche, era una mujer que dejaba huella con su hermosa sonrisa, tiempo después nos separamos un poco por las amistades y decisiones que venían con la secundaria y la preparatoria, aun así buscábamos la manera de escabullir nos y nos veíamos en los pasillos o nos quedamos hasta tarde en la biblioteca otras veces nos escapábamos de la escuela para ir a la plaza, al cine o simplemente pasábamos el día en el parque, pero nunca perdimos el contacto, un año antes de entrar a la universidad Kurt y yo planeábamos irnos de mochileros por el país, pero su madre enfermo de gravedad, resulta que tenía leucemia linfocítica crónica con la cual se puede vivir sin tratar pero con los años el cuerpo lo resiente y requiere tratamiento, al no haber sido tratada con tiempo su cuerpo no aguanto la medicación y murió tres meses después, Kurt decidió dejar el plan de viajar para quedarse con su padre y ayudarlo con sus hermanas con el plan de ser ahora ellos los que vieran por su futuro, fue una decisión difícil sobre todo porque era un adolescente de diecisiete años con ganas de explorar la vida. Yo lo acepté por qué el plan era viajar juntos y aunque el me rogo que hiciera el viaje sola yo me negué, fue un año difícil, entonces al no tener otro plan presentamos los exámenes de admisión a la universidad, él fue aceptado para estudiar medicina en la universidad que está a las afueras de la ciudad y yo fui aceptada para estudiar ingeniería en la universidad que está en el centro.
Mi mente siguió vagando en recuerdo felices, emocionantes, tristes y dolorosos que sin darme cuenta Kurt limpiaba las lágrimas que habían salido sin avisar.
—¿Qué paso? — pregunto preocupado mientras tocaba mi frente y revisaba mi temperatura— ¿Te sientes mal? ¿Te llevo al hospital?
—Oye tranquilo, estoy bien solo me puse sentimental.
Quite sus manos de mi cara y el soltó un suspiro de alivio.
— No vuelvas a hacer eso, cuando voltee estabas con los ojos cerrados y llorando.
Él se agachó para respirar con más alivio ya que contuvo el aliento estando preocupado.
—Lo siento, yo tampoco sé en qué momento comencé a llorar, solo no se... — solté un suspiro que llamo su atención y me miró atento— recordaba a tu madre, a mi familia y otras cosas.
—Entiendo.
Nos quedamos mirando por un rato y nada era incómodo, crecí con él y estos momentos de silencio decían más de lo que quisiéramos decir.
El notó que mi sentimentalismo aún no me abandonaba y solo abrió sus brazos.— Ven acá, llorona.
Me acerque y lo abrace, hundiéndome en su pecho soltando toda la frustración guardada en mí.
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Inesperado
Teen FictionLa ruleta da muchos giros con un final diferente... pero solo el giro correcto te dará lo más inesperado. Decir que el apellido Monroe no trae problemas consigo es poco para explicar lo que Charlie tiene que enfrentar. Pero aquí entra la realidad...