— ____— dijo mientras los dos se sentaban frente a la ventana abierta, mirando las nubes de la tarde, dejando que la brisa que entraba enfriara sus pieles — ¿por qué no me dices algo que no sé?
Después de pensártelo un tiempo, dijiste, — estoy enamorada de ti —, podías sentir sus ojos sobre ti en ese momento y aunque no pudiste soportarlo, te obligaste a mirarlo, esperando que estuviera conmocionado, confundido, incómodo, incluso enojado. Pero solo tenía esa mirada suave e inexplicable en sus ojos y una triste sonrisa en sus labios.
— algo que no sé — repitió, con la voz más tranquila y suave esta vez. Podías sentir su mano un poco más cerca de la tuya, pero se detuvo, vacilando, apenas tocándose. Pasó un largo momento mientras ambos se quedaron así, mirándose con nostalgia el uno al otro, teniendo demasiado que decir pero sin hacerlo.
El silencio es interrumpido por el timbre de su teléfono. Fuiste la primera en apartar la mirada y cuando él se movió para contestar la llamada, no pudiste evitar mirar la pantalla, no te sorprendió ver el nombre de aquella persona a la que su corazón pertenecía. Soltaste un suspiro y simplemente miraste hacia el cielo, observando las nubes cubrir el sol mientras tratabas de ignorar el dolor sordo en tu corazón.
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