𝑁𝑒𝑣𝑒𝑟𝑚𝑖𝑛𝑑 ┅ 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑒𝑟 𝑋 𝐶𝑟𝑖𝑠𝑔𝑟𝑒𝑒𝑛

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Soltó un suspiro cansado, no entendía lo que pasaba pero su mente le decía que lo siguiera.

Se levantó de la silla y camino a paso lento hasta la habitación, su mente le comenzó a dar vueltas. Estaba ahí parada, cuestionando si de verdad debería intentar hablar con él.

Tomó el pomo de la puerta después de 5 minutos luchando contra su mente, pero no la giro.

Los sollozos se hicieron más fuertes del otro lado de la puerta, soltó un grito ahogado por la posible almohada que tendría en la cara.

Pero el impacto de un cristal rompiéndose lo devolvió al mundo, abrió la puerta con rapidez y se adentro a la habitación en busca de Cris.

El estaba sentado en la orilla de la cama, la ventana estaba rota y en el suelo descansaba un ladrillo junto a lo que quedaba de la ventana, habían pequeñas gotas de sangre descendiendo del rostro de su amado.

No lo pudo evitar, y tampoco lo pensó dos veces cuando se arrodilló frente al pelirrosa apesar de estar sobre los cristales rotos, sus rodillas lo sentían el dolor punzante.

-Cariño, ¿Te encuestas bien?- le cuestionó, pero solo recibió un silencio seguido de otro sollozo.

-Párate, estas sobre los cristales, te vas a lastimar- pidió poniéndose de pie para ayudarlo.

Lo sentó en la cama lejos de los vidrios rotos, dio unos pasos hacia atrás antes de caminar hacia el baño y salir con un pequeño botiquín entre sus manos.

Se puso de rodillas y dobló los bajos de los pantalones, todo fue en silencio, Conter soltó unos quejidos cuando los trozos pequeños de cristal fueron removidos, soltó unos cuantos más cuando el alcohol fue colocado.

El sólo veía desde arriba como Cris ponía la venda, su mirada se desvío, traía el cabello amarrado en una coleta, su flequillo tapaba un poco de su cara pero no lo suficiente como para evitar apreciar aquellos ojos color esmeralda.

Las gotas de sangre todavía descendía de su rostro. Rostro que Conter tomó entre sus manos.

-¿No te duele?- le cuestionó, pues lo le había escuchado quejarse.

-No tanto, es solo una pequeña punzada, nada que no pueda soportar- le contestó.

Hubo un pequeño silencio, ninguno sabía que decir.

-¿Es necesario?- rompió el silencio Conter, quien sonaba con melancolía.

-¿De qué hablas?- no quería responder, pero sabía que tenía que darle respuestas tarde o temprano.

Solo pudo recostar su cabeza en las piernas del albino.

-Del divorcio- respondió acariciando la cabellera rosada de su acompañante.

No podía responder, por que ni él sabía la respuesta. Tal vez estába desesperado, o simplemente cansado, cansado de que ya nada era como antes.

Pero una parte de su mente le decía que solo necesitaba hablar con él, sin embargo, ya habían pasado meses desde que intentaba tocar este tema con su actual pareja.

El siempre estaba en las nubes.

-No lo sé-.

Ambos estaban jodidos.

Posiblemente uno mas que otro.

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