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POVS/NARRADORA:

Creo que no empecé como debiera haberlo hecho. Quiero escribir sobre Ilse, pero primero debo describirla físicamente. Esto es algo importante. 

Ilse es bonita. No linda, pero si graciosa, encantadora o como se diga. Es bonita. Desde arriba, desde la punta del cabello, hasta las uñas pintadas de los pies; no tiene nada feo. 

Tiene mucho, mucho cabello. Es castaño oscuro, muy liso, y le cae sobre los hombros. Hasta ahora no le ha salido ni un barro, ni un grano, ni una espinilla. Tiene ojos marrones oscuros y una nariz pequeña. Aunque es muy delgada tiene un busto mas o menos grande. De cintura solo mide 50 centímetros. Su maestro de pintura ha dicho que tiene el típico corte griego. 

Podría continuar describiendo el aspecto de mi hermana y llenando paginas y paginas

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Podría continuar describiendo el aspecto de mi hermana y llenando paginas y paginas. Podría hablar de sus dientes blancos y de sus largas pestañas. Y de sus piernas. Hans dice que son "piernas en soñadoras". A pesar de todo, faltaría lo mas importante: Ilse tiene algo que las demás no tienen. Es algo que siempre me ha llamado la atención. A la hora del recreo, cuando paso por su salón, veo a treinta niñas iguales que van y vienen. Unas lindas, otras medio bonitas y otras normales. Entonces miro a Ilse. Ella es muy distinta. Anne, una niña de su clase, también es muy bonita, pero cuando Anne se pone un suéter barato y desteñido, se nota mucho. En cambio, cuando mi hermana se pone un suéter barato y desteñido, no se nota. 

El suéter mas raído se ve en Ilse como el suéter mas costoso y de la tienda mas fina. 

¡Ya lo tengo!

Ilse es como de propaganda. Por supuesto no de propaganda de detergente o de pastas al huevo. Es como una modelo de esas propagandas modernas de "autos rápidos para jóvenes".

Es una chica Coca-Cola, Jet-Set. 

Solo externamente, por supuesto.

Ilse no era tan linda.

Cuando todavía vivíamos con la abuela, íbamos todos los días al mercado. La abuela hace todo sus compras en el mercado. Va de puesto en puesto. Lo mira y lo toca todo y se fija en el precio de las verduras, las naranjas y los pepinos. Luego vuelve al puesto mas barato y compra todo allí. El puesto siempre tiene lo mas barato; lleva cuarenta años comprándole a ella, pero la abuela piensa que una buena ama de casa debe pasar revista por todo los puestos. 

Cuando íbamos al mercado con la abuela, la gente solía decirle a Ilse: 

-¿Por qué miras tan tenebrosamente? 

A mí me decían que miraba graciosa y amigable. El portero del edificio de la abuela dijo una vez: 

-Si Ilse no mirara a la gente de esa forma, como si estuviera enfadada, y sonriera, seria una niña bonita.

Pero Ilse casi nunca sonreía. O por lo menos no me acuerdo.

Me acuerdo que siempre hacia letras.

𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫, 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐯𝐞 𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐚 | 𝐀𝐢𝐝𝐚𝐧 𝐆𝐚𝐥𝐥𝐚𝐠𝐡𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora