Eran llegadas las 11 pm, y la luna se asomaba por mi ventana. Sentía como su esplendor iluminaba mi habitación, por más que sea casi imperceptible. Desde mi cama, que se encontraba en la esquina del cuarto, observaba hacia aquella abertura. Yo estaba leyendo un libro que había adquirido recientemente, alumbrado por la luz de la lámpara que estaba arriba de mi mesita de luz. Decidí que era buena idea levantarme, y cerrar la cortina de mi ventana, ya me iba a dormir y no quería que el resplandor del sol me levantara por la mañana. Al levantarme, sentí el piso frio, como hielo. Si mi mamá me hubiese visto, me hubiera dicho que me calce, o me enfermaría. Me acerque a la ventana, y extendí mi brazo hacia el otro extremo de la cortina, para cerrarla. Antes de cerrarla, me quede observando unos minutos la hermosa vista.
Pasaron un par de autos a gran velocidad, era normal que lo hagan ya que no había baches o lomas en la cuadra. Me quedé pegado a la ventana por un tiempo. Hasta que vi a un grupo de hombres caminar. Lo veía normal, ya que a unos metros de mi casa se encontraba la fábrica de sillas, una de las más conocidas de mi ciudad.
Ver por mi ventana me parecía genial, aparte de la vista, veía a la gente que pasaba. Los observaba y analizaba. Había algunos borrachos, otros con mochilas de trabajo, otros que volvían a sus casas y algunos más que se iban enojados de sus viviendas. Observar todo me gustaba, sus gestos, sus voces, su forma de andar.
Esa noche vi a una mujer con una mochila de trabajo. Era normal sí, pero me llamaba mucho la atención, su forma de andar y su particular belleza en la oscuridad. Con una silueta tallada, me parecía muy bonita. No podía ver detalles, pero se notaba la hermosura. Iba rápido en su andar, como si la siguieran, pero no le di importancia. Sabia de los riesgos que había, de que una persona, y más si es mujer, ande sola por la calle oscura. Hay cada persona suelta, que da temor.
Al instante de que paso la mujer, paso un hombre corriendo. Enojado parecía, tanto que me daba miedo. No lo enlacé a la mujer que corría, no parecía que estén enlazados. O si lo parecían? Miré fijamente al hombre, que sintió mi presencia, y me vio desde la calle con una cara perturbadora. Me asuste y me tire al piso, como escabullémdome. Me sentí desnudo, al sentir su mirada. Era como si mi anonimato, de observador, desapareciera al instante.
Escuche un grito y cerré inmediatamente mi ventana, junto con las cortinas. Corrí mi cama, apague la luz de la lámpara, y me dormí.
Al otro día seguí mi vida normal. Me levante a las 7am, para desayunar y luego ir a clases. Llegó la noche de repente. Aquella noche que yo amaba tanto, pero que se había vuelto un infierno. Me recosté y me quedé viendo hacia la ventana, que esta noche, dejaría abierta. Pensaba mucho en aquel grito, o en la mirada punzante del hombre aquel. No sabía que me daba más terror. Respecto al grito, se sentía femenino, y era tembloroso. Y respecto a la mirada del hombre, no tenía mucho, eran unos ojos blancos, que me miraron directamente a la cara. El hombre era alto, flaco y tenía el pelo largo, por los hombros. No había mucha luz, así que no pude ver su color de piel, o su color de cabello con claridad.
Daba pasos largos para caminar, recordaba, era como si saltara. Pero volviendo a la mujer, que inició mi interés en esa noche, pensaba, acaso el grito provenía de aquel ser? O mi mente estaba haciendo lazos innecesarios? No lo había pensado con claridad. Me quedé creando distintas hipótesis sobre la anterior noche, hasta dormirme.
Al levantarme, dejé mi cuarto como estaba, y bajé al comedor a desayunar. Para luego ir al colegio, como siempre. Prendí la tele, mientras me preparaba un café, y ponía las rodajas de pan a tostar. Comencé entonces a buscar canales de televisión. Mis padres no estaban, ellos estaban trabajando, entonces debería apurarme para llegar al colegio en colectivo. Al salir de mi casa, en la caminata hacia la parada del autobús, observo distintos carteles con la foto de una mujer. En esos carteles se señalaba que estaba desaparecida, al leerlo, mi corazón empezó a latir rápido. Reconocí a la mujer, era aquella que vi esa noche, la noche del grito.
Mi cabeza entro en un bucle, recordando el grito, la mirada y a la mujer de la foto. Ahora todo me cerraba, era un asesinato, de aquel hombre. Y yo fui testigo de eso, tendría que ir a la policía. Lo pensé todo el día, hasta la noche. No se lo conté a nadie por temor, pero iría yo solo al otro día, para contarles a las autoridades los hechos.
Solo quedaba una noche de sufrimiento, recordando que fui testigo de un delito muy grave. Esa noche, me acosté temprano. Para levantarme temprano al otro día. Esa noche me sentí penetrado por la mirada de ojos blancos. Tanto así, que en el medio de la madrugada, me levanté.
No quería hacer mucho ruido, pero fui a tomar un vaso de agua. Me sentía sediento, y otra vez el piso estaba demasiado frío. Por eso fui rápido a la heladera, agarré una botella de agua y la bebí. Al subir rápidamente, observo cambios en mi cuarto. Cambios que parecían imperceptibles, pero yo los sentía. El aire ahora estaba húmedo, pero era imposible, ya que la ventana se mantuvo cerrada.
Mi cuarto no era muy extenso, o si. Había un gran placar en una de las paredes, luego la cama en la esquina, y la ventana enfrentada al lateral de la cama. Un escritorio debajo de la ventana, con una computadora y una silla, en la que me relajaba y me ponía a observar hacia la calle.
Sentía húmedo mi cuerpo, ahora sudaba. El calor me invadió, y quede paralizado en la puerta de mi cuarto. Analizando la situación, sentía el cambio en el ambiente, pero no podía explicarlo.
Finalmente, me olvidé de esos pensamientos, porque sentía que nada mas era el miedo. El miedo que recorría mi cabeza buscando explicaciones en donde capaz, simplemente no las había. También empecé a confundir las sensaciones con lo que sucedería esa misma mañana. Ir a la policía me daba miedo.
Me quede con los ojos abiertos mirando al techo, hasta oír un ruido. Un golpe seco, que lo sentí repercutido en mi cuello. Me levante asustado, y allí estaba.
Su cuerpo aun seguía bañado en sangre, su cuello estaba partido en dos, como con un hacha. La mire fijamente a los ojos, que seguían abiertos. Mi placar se abrió, y su cuerpo se salió. Me levante rápidamente. Y la volví a acomodar. Agarré unos productos y limpié mi cuarto.
Meacosté a dormir, y al otro día fui a la policía. Les conté lo que vi. A unamujer corriendo muy parecía a la del cartel, perseguida por un hombre de pelopor los hombros. De piernas largas, alto y que caminaba saltando. La policía nome creyó y me trato de loco, al darse cuenta, de que al hombre que describía,era yo.
FIN
ESTÁS LEYENDO
SOLOS
General FictionEsta es una saga de relatos fantásticos, que te invita a comprender el mundo de los solos, a imaginarte que se siente ser el apartado de la sociedad. Te invito a reflexionar y crear un mundo de preguntas en tu cerebro.