Capítulo 27: El clima perfecto

77 9 8
                                    

Era el primer viernes de pizza oficial desde que había empezado el año y todo se sentía diferente al último que habíamos tenido. Lo único que se mantenía era que estábamos los ocho, comíamos pizza, era viernes y estábamos en casa de Franco, nada más.

—Megs, ayúdame a enseñarle a bailar a este inútil— bromeó Ariana y Sebas la miró ofendido.

Mi mejor amiga estaba obligando a su antiguo amor platónico a bailar y el nuevo, Franco, los miraba con mala cara desde el sofá. Noah, el chico del que estaba perdidamente enamorada, intentaba hablar con él, pero mi mejor amigo tenía otros planes y no parecía estar escuchando ni una palabra de lo que le decía Noah.

Esa noche me sentía agotada después de mi nueva rutina en casa de Noah y estaba a punto de dormirme apoyada en el hombro de Cris, el chico que le gustaba a mi amiga y que me había traído tantos problemas solo por eso.

Cris y yo seguíamos igual que antes y me alegraba saber que nada había cambiado entre nosotros después de su confesión. Él era uno de mis mejores amigos y tenía mucho miedo de perderlo por una cosa así. Se merecía algo mejor, pero tampoco quería tener que alejarme de él para que se diera cuenta. Por suerte no fue así.

Daniela y Logan reían a carcajadas y eso me llenaba de felicidad, porque la morocha no estaba lanzándome rayos por los ojos, solo se divertía con su amigo, ignorando la situación.

Daniela y yo nos llevábamos cada vez mejor y no habíamos vuelto a tener ningún problema desde la última vez. Con su repentino cambio de actitud me demostró que realmente no quería perderme y con eso me bastaba para perdonarla, al menos por esa vez. Aunque Ariana seguía molesta con ella por lo que me había hecho, en mi casa se desquitó y estuvo una hora maldiciéndola en todos los idiomas. Solo quedaba que mi mejor amiga le otorgara el perdón para que todo volviera a ser como antes.

Seguía mirando a la morocha cuando ella pareció darse cuenta y clavó sus ojos en los míos. Me sonrió y siguió hablando con Logan.

Me llegó un mensaje y miré la pantalla de mi celular.

"Abby está muy contenta con su nueva muñeca y la llamó Megan porque dice que es igual de bonita que tú. Gracias de nuevo por regalársela. Ahí te envío una foto."

En esos últimos meses había conocido a la familia de Noah y me sentía cada vez más parte de ella. Extrañaba a Alicia, pero tenía a Elena para conversar como lo hacía con ella, aunque no fuera lo mismo. Elena me parecía una mujer luchadora y me alegraba ver que Noah y ella parecían más madre e hijo que nunca.

A pesar de que las dos eran unas mujeres increíbles que nunca iba a olvidar, mi corazón se lo había llevado la más pequeña de la casa, Abby. Esa niña llevaba la alegría a donde fuera, y cada vez que corría a abrazarme sentía que volvía a ser una niña sin preocupaciones. Pero en ese último tiempo había otra persona que era casi tan fan de Abby como yo. Mariana, la novia de mi padre.

Desde que habían cuidado a Abby, Mariana se había enamorado de ella, y mi padre se ponía pálido cada vez que su novia le decía que quería tener más hijos. Conste que a mí no me molestaría un hermanito, pero allá ellos con sus decisiones.

A mi padre se lo veía muy feliz con Mariana y eso me llenaba de alegría, no solo por él, también porque Mariana se había convertido en más madre en unos meses de lo que había sido mi madre en doce años y había aprendido a quererla. Tanto mi padre como yo teníamos el mismo miedo, encariñarnos y que ella se fuera, pero confiaba en que Mariana era diferente y esperaba que así fuera.

Me sorprendía ver atrás en el tiempo y darme cuenta de lo mucho que habían cambiado las cosas, pero lo que más me sorprendía era que ni siquiera había pasado medio año desde que mi vida se había puesto patas arriba, principalmente debido a una propuesta un tanto extraña.

Finjamos que no te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora