historia basada en hechos reales
Vietnam, 1957.
Marisa observaba por entre su
parapeto en la selva el campamento
militar francés apostado en las tierras
indochinas, cuya función primordial
era salvaguardar los intereses
coloniales del Imperio francés en
Vietnam. El lugar era una fortaleza
militar de difícil acceso, aunque no
demasiado grande ni especializada.
Todos los días -como ella había
observado cuidadosamente ya durante
varios días- se suscitaba el mismo
ritual. Una joven y hermosa prostituta
vietnamita, en algunos casos no
mayor a los once ó doce años, llegaba
a aquel contingente militar y era
registrada por los dos guarias que
cuidaban la entrada principal del
lugar.
Esa lluviosa tarde no fue la
excepción. Marisa estaba empapada
pero ignoró este hecho y se concentró
en observar a la muchacha
vietnamita, de unos veinte años, que
llegaba en bicicleta a la zona y
dejaba su vehículo de dos ruedas
recostado en la barda de la base
militar. Se aproximaba al puesto de
vigilancia y los lascivos centinelas la
recibían sonrientes. Ella se ponía las
manos en la cabeza para que los
soldados la registraran, aunque más
que una requisa era un manoseo
evidentemente sexual.
Algunas veces, los guardias hacían
que la mujer sostuviera relaciones
con ellos allí mismo, pero este no fue
el caso, sencillamente la dejaron
pasar una vez que la tocaron. La
joven pasaría toda la noche en el
interior del turbio lugar hasta salir a
la mañana siguiente con una suma de
dinero que, aunque no era onerosa, le
permitiría vivir.
Su cliente durante la extensa faena
era el comandante militar de dicha
base, un viejo y curtido coronel
francés que gustaba mucho de las
jovencitas.
Ya no cabía más dilación. Marisa se
preparó para el día siguiente.
Atisbó entre los ramajes aledaños a
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Crepypastas...
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