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El día de hoy el pequeño DongHyuck había llegado al colegio demasiado temprano, ya que su padre le había dicho que tenía que hacer un trabajo desde temprano. Al omega no le molestaba, pero para ser honesto, no le gustaba estar solito.

Después de un rato, escuchó como la puerta del salón se abría y fue ahí donde su omega inmediatamente se levantó al sentir un aroma que le gustaba y le llamaba la atención. Y con eso, claramente sabía quien había entrado. Era su delta.

A DongHyuck no le gustaba ser posesivo pero su omega así había decidido decirle, y cuando este se decidía por algo, nadie lo hacía cambiar.

Mark se detuvo unos segundos antes de entrar y sentarse en su respectivo lugar, sin decir ni una sola palabra.

El pequeño Lee podía sentir como su omega meneaba su colita de un lado a otro, con una obvia alegría.

- Deberías hablarle. -habla el omega de DongHyuck haciendo que este comience a ponerse nervioso.

- N-no p-puedo.

- Claro que puedes, debes de. Tenemos que empezar a hacer nuestros movimientos si queremos tener a ese delta con nosotros, ¿acaso no te gusta? -su omega, trataba de darle confianza.

- S-si...

- ¿Entonces?

- Pero, no s-se que d-decir.

- Inicia con algo normal, dale los buenos días.

Lee miró hacia donde estaba Mark, el cual estaba escribiendo algo en su libreta, al parecer alguien no había hecho su tarea. El pequeño coreano estaba muy nervioso, sentía como sus manos empezaban a sudar y ya podía imaginarse sus mejillas coloradas, coloradas cual tomates.

El coreano limpió sus manos para después dar un suspiro. Tuvo que sacar valentía de hasta donde no la tenía. Hasta que finalmente, decidió hablar.

- B- buenos d-días. -esa oración se escucho casi como un susurro, pero al parecer alguien lo había escuchado, por que aquel chico de mediana estatura dirigió su mirada hacia él.

Cuando ambas miradas chocaron, DongHyuck podía sentir como su omega se desmayaba de la emoción ante tremenda mirada. Su cuerpo comenzó a temblar, no sabía si era por nervios, por la emoción o por miedo. Mark regresó su atención a libreta para volver a escribir. Lee bajó su mirada sintiéndose un poco triste al no recibir respuesta alguna por parte del delta que tanto quería. Unos segundos de silencio pasaron cuando una voz que no era la del omega sonó.

- Buenos días. -si de por si el omega de DongHyuck estaba más que feliz con solo tener su atención, ahora que Mark le había respondido, este se sentía en el cielo.

Era tanta la felicidad del pequeño omega, que inconscientemente comenzó a desprender mucho más su aroma a cereza.

El joven Mark detuvo su acción de escribir. Desde el primer día que entró a ese salón de clase un aroma en específico le encantaba. Sabía que aquel adictivo aroma era de algún omega, pues era algo dulce. Sin embargo no le empalagaba en lo absoluto, al contrario, lo disfrutaba y le tranquilizaba.

El corazón de aquel delta comenzó a latir más rápido de lo normal.

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Delta - ❝MarkHyuck❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora