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—¡Le gustas! —gritó Natasha muy emocionada

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—¡Le gustas! —gritó Natasha muy emocionada.

—Ssshhh —la silenció rápidamente mientras miraba a todos lados, asegurando que nadie la hubiera escuchado.

Ella rió y dio un bocado a su desayuno. Habían pasado algunos días de la noche de películas y ahora eran las ocho de la mañana y Seren estaba desayunando junto a su amiga. Estaban sentadas en la barra, frente a frente.

Antes no habían tenido tiempo de hablar por lo que fue el momento perfecto para contarle a Natasha lo que había ocurrido con Bucky, haciendo un especial énfasis en que la había llevado en brazos hasta su habitación. Algo que le había parecido muy lindo y tierno a ambas chicas.

—Por favor, es más que evidente que sólo deja que tú lo toques, además he notado cómo te mira. Se ablanda bastante cuando está a tu lado, cuando no estás parece que se va a levantar en cualquier momento para matarnos.

Seren dejó salir una corta risa antes de darle un gran bocado a su comida.

—Nat, no le gusto. Sólo... nos llevamos más o menos bien. Hemos estado hablando un poco y ya —quería parecer casual, pero fracasó notablemente. Se había puesto nerviosa.

Y ella lo notó. Su sonrisa se amplió. Por supuesto que lo notó, no había nada de lo que Natasha no se diera cuenta antes que todo el mundo.

—¡También te gusta! — exclamó y la chica se inclinó al frente para taparle la boca con una mano

—Tal vez sólo un poquito, pero no lo vuelvas a gritar. Cualquiera podría entrar y no necesito que todo el mundo lo sepa —quitó su mano y volvió a tomar asiento.

Natasha sonrió ampliamente. Estaba emocionada por su amiga, sabía la historia con su último novio y lo idiota que fue, le emocionaba muchísimo que estuviera avanzando.

—Te voy a demostrar que le gustas a Barnes —le dio un sorbo a su taza y justo en ese momento entraron Steve y Bucky— sígueme la corriente.

Los ojos del moreno se dirigieron a Seren de inmediato y dejó de prestar atención a todo lo demás. Estaba por sentarse a su lado cuando Natasha habló.

—Steve, cariño, ¿puedes tomar asiento junto a Seren? Necesita decirte algo importante.

El rubio miró sin comprender, pero hizo lo indicado. Bucky frunció el ceño pero no dijo nada y tomó asiento junto a Natasha un tanto incómodo. Al menos la podría ver de frente.

—Hola, Seren. ¿Está todo bien? —saludó Steve con amabilidad mientras se servía su desayuno.

La nombrada abrió la boca para hablar, pero no tenía ni idea de qué decir. Era momento de improvisar, se acercó un poco más a él.

—Está todo bien, sólo es una pregunta personal —asintió, indicando que continuara.

Bajó la voz para hablar con él, Bucky la miraba con atención. Se sintió un poco triste pero no dijo nada y se sirvió un poco de café en una taza limpia. Sus ojos nunca la dejaron, la miraba mientras reía y hablaba muy cerca del hombre.

¿Por qué sentía celos? La conocía desde que llegó al complejo, en todo caso, él seguía siendo un completo desconocido.

Miró la mano de la chica, que colocó sobre el pecho de Steve, su barbilla sobre su hombro y la gran sonrisa que le dirigió.

Él quería eso, pero no lo quería de nadie más que de ella. Su mirada se oscureció cuando la mano de Steve se dirigió a la parte baja de su espalda y sus cuerpos se acercaron un poco más.

Seren podía sentir el calor corporal de Steve pero no le molestaba. En muchas ocasiones habían estado así de cerca, principalmente cuando entrenaban juntos las peleas de cuerpo a cuerpo.

Natasha notó la molestia de Bucky y trató de ahogar su sonrisa bebiendo de su taza.

Seren besó la mejilla de Steve y escucharon un fuerte ruido. Bucky había roto la taza con su mano. No a propósito, por supuesto.

—Lo siento —se puso de pie para limpiar el desastre.

—¿Estás bien, Buck? —preguntó rápidamente Steve, quien también se puso de pie. Rompiendo todo contacto con la chica.

Seren notó un poco de sangre en la mano de Bucky y fue en busca de algo para curarlo. Una vez que estuvo junto a él, tomó con cuidado su mano, él lo permitió.

—No es nada —aseguró, pero le gustaba la atención que le brindaba.

—Lo sé, pero no queremos un charco de sangre en la cocina, ¿cierto? —le sonrió, sin dejar de mirar su mano herida.

La miró con cuidado, casi temiendo que su mirada fuera muy dura y por alguna razón la pudiera romper.

Natasha se llevó a Steve en silencio para darles su momento. No pensó que pasaría eso, pero al menos había probado su punto y se sentía orgullosa. Era seguro que de ahora en adelante haría todo lo posible para dejarlos a solas hasta que se confesaran su amor o algo por el estilo.

—Lamento haber hecho un desastre —habló Bucky mirando cómo la sangre se acumulaba en la toalla.

—No pasa nada, ¿tú estas bien? —la chica sonaba realmente preocupada.

A Bucky le gustó que se preocupara por él.

—No es la gran cosa —aseguró.

Sin soltar su mano, lo llevó al lavabo y abrió la llave del agua. Bucky no se quejó mientras el agua corría sobre su piel. Él la miraba con atención, ni siquiera sentía el dolor de la cortada pero no le molestaba permanecer así.

—Listo, sólo fue una pequeña herida, pero estarás bien —le sonrió— aunque te recomiendo que te pongas una venda. Creo que había una en uno de los cajones.

—Gracias —la observó mientras buscaba y no perdió detalle de sus movimientos mientras le colocaba con cuidado la venda.

Cuando la chica terminó con su trabajo, ambos se miraron en silencio un largo momento, sin saber qué decir exactamente.

—Me tengo que ir, hoy hay mucho trabajo con los novatos.

Seren se encargabas de entrenar a los nuevos reclutas. La mayoría no aguantaban más de una hora y lo cierto es que le encantaba hacerlos sufrir.

Aunque se viera tan pequeña e indefensa, podía aguantar más que cualquiera de los demás soldados. El único que probablemente soportaba más que ella, era Steve. Eso lo sabía porque ya habían competido un par de veces.

—Seguro, nos vemos más tarde.

No quería irse, no quería soltar su mano, pero lo hizo.


No quería irse, no quería soltar su mano, pero lo hizo

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Counting stars ⇝ Bucky Barnes ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora