-Responda, señorita, si no, sospecharé de usted. Retó el hombre de ropa oscura.
Era Harriet, la de la foto era Harriet.
-¿Que hizo ella?
-Sólo se perdió.
La chica volteó disimuladamente a ver a su huesped, quien negaba con el entrecejo fruncido.
-Pobre... Me temo que no la he visto.
-¿Segura?
-¿Por qué le mentiría?
-Diversas razones.
-No. La. He. Visto. Aclaró, de nuevo.
-Hmm. Pues, si la ve, avisenos, por favor, su padre está muy desesperado.
-Vale.
El hombre se alejó, permitiendo a Lou cerrar la puerta. De inmediato se giró a su acompañante y le reprendió:
-¿Haz venido tu sola desde... desde donde?
-Doncaster, y si, bueno, papá no quería traerme. Hizo un adorable puchero.-¿Estás enojada conmigo?
La tierna imagen de la chica le hizo endulzar su voz.
-No lo estoy, Harriet. Pero fue peligroso, y, a demás la regañada que te va a dar tu padre cuando te encuentre.
-Me va a retar, verdad, pero no importa, valió la pena haberte encontrado.
Eso le sacó una enorme sonrisa a la ojimarrón que tenía en frente.
-Eres mi dulce princesa.
-¡Vos sos mi Deso! Ahora, veni, sentate conmigo y abrazame, dale.
Obedeció con gusto, y continuaron viendo la pelicula.
Ring ring. Sonaba su celular. Le ignoró por completo. Nada iva arruinar ese bello momento, no más.
La tenue luz que les brindaba el televisor hizo a Harriet despertar, le vió dormida, y, desde ese momento, nada le pareció mas hermoso. Era ver a la dueña de sus sonrisas, tan fragil y fácil de dañar, y se dijo, o, se juró, protegerla de cualquier peligro, era su nueva misión.
Lou abrió lentamente sus ojos, dejandole ver a la bella chica que le esperaba con una gran sonrisa en el rostro.
-Hola. Murmuró, con un toque de flojera en su voz.
-Hola. Le respondió, sin borrar esa sonrisa que tanto le encantaba a Lou.
-¿Por qué tan contenta?
-Te vez tan linda durmiendo.
Esta vez, le sonrió igual. Sus miradas se encontraron por un momento, -un corto pero glorioso momento-. Su celular, como el día anterior, sonaba y no paraba de sonar. Louise se cuestionó. ¿Atender, o no atender? Lo ignoró, de nuevo.
-Oye, Harriet, ¿Por qué no me ayudas a preparar algo?
-Dale.
-John, olvidalo, en cuanto vea las llamadas, nos llamará de vuelta, ya verás. Le dijo su esposa.
-No, esque... Me angustia el hecho de que no responda.
-Tal vez perdió su celular, oh, no lo tiene a la vista.
-Basta. Vamos a buscarla, trae a Lawrence.
-¿Uh?
-Vamos a visitar a Louise.
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For you, Noe. [CANCELADA]
Документальная проза–¿Puedo acosarte? –Shi. Ni bola me vas a dar, Ahre.