-Capitulo 1-

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-Demonios Kelly- Un hombre alto de cabello castaño y alborotado entraba al cuarto de su hijo con un gran portazo que hizo retumbar su casa, sin mencionar que el dueño de esa habitación casi muere de un paro cardiaco y de un derrame cerebral ahora en el suelo, pues por el susto se había caído de la cama.

-¿¡DEMONIOS QUÉ¡? Eso debería de decirlo yo, ¿Qué clase de entrada es esa?- se sentó en el suelo como pudo aun algo desorientado con los ojos aun algo hinchados con ojeras rojas, se tallaba los costados de su cabeza con delicadeza con una gran expresión a querer morirse.

-Se nos hizo tarde... aun no estamos acostumbrados a este nuevo horario e ignoramos completamente nuestras alarmas- Cuando Kelly abrió un poco los ojos por las palabras de su padre pudo notar que este también lucia como si se hubiera levantado apenas. Cabello alborotado, su bigote estaba despeinado, en su mejilla derecha aún tenía algo de baba seca sin mencionar que estaba solo en boxers...

-¿Tarde? ¿Tarde para qué?- seguía aun confundido volviendo a la cama con mucho esfuerzo para ponerse las mantas sobre su cabeza.

-¿Recuerdas para que vinimos a Japón? Hoy es tu primer día-

La habitación se quedó por cortos segundos en un silencio incómodo. O eso hasta que Kelly grito con fuerza provocando que su padre también lo hiciera.

Ambos maldiciendo fueron al baño de la casa para poder asearse y mientras lo hacían ambos tenían una pequeña discusión para poder verse en el pequeño espejo, a lo lejos una tierna mujer que se le remarcaban las arrugas de su edad en su rostro y en sus manos que al mirarlos solo podía sonreír enternecida.

-Con que esto es con lo que tenías que lidiar todas las mañanas ¿Verdad Akira?- bajaba las escaleras para poder ver un pequeño retrato en el recibidor donde estaban el padre de Kelly, Akira y una pequeña niña con un enorme gorro de mariachi que le cubría sus ojitos pero no esa aperlada sonrisa que había sacado de su madre.

No paso mucho donde ambos castaños ya listos bajaban sonoramente las escaleras para ponerse los zapatos en la entrada.

-¡EY! ¿Y ustedes a donde van sin desayunar?-

-Lo siento suegra pero ambos nos quedamos dormidos-

-De por sí ya perdí varios días y ahora llegare tarde mi primer día, puta madre- luchaba con ponerse sus tenis con rapidez pero estar bajo presión no ayudaba de mucho, además, no iba a negar que el olor que emanaba de la cocina no era delicioso. -¿Cómo le hacen los japoneses para poderse tan rápido los zapatos?- murmuraba entre dientes.

-¡Jovencito! No digas malas palabras que yo no puedo entender- se acercó para darle un zape.

-Lo siento abuela, pero de verdad se nos hizo tarde-

-hmmm ¿Qué hare con ustedes? Tomen, pero cuando vengas de dejar al niño a la escuela, te daré una reprimenda Tlapaltic, tienes que ser un padre responsable-

Con cierto enojo le dio a cada uno una bolsita donde venía un obento preparado con cariño.

-Gracias abue, te veré más tarde- ya con tenis puestos se levantó, recibió la bolsa y le dio un beso en la mejilla a su abuelita.

-Y esto es para ti, tu madre me decía que estas obsesionado con esto- Algo confundido al principio miraba a la mujer solo para después ver frente a él una cajita de leche sabor chocolate.

Sus ojitos se iluminaron y esa característica sonrisa del chico se volvió a mostrar.

-Abuelita eres la mejor- agarro la cajita para proceder a abrazarla como si no quisiera irse, Kelly podía ser muy sentimental, que incluso ese pequeño gesto casi había hecho que derramara lágrimas.

*-Explosiones a la Mexicana-* Kely x BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora