Parte 2: la cita

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Entonces sucede que la vida es bastante amable con Louis, demasiado en realidad, porque los días de aquella semana prematura van pasando con la misma velocidad de un rayo. Las horas se van volando, las nubes siguen su curso al igual que el sol y la luna y cuando menos se lo espera, el viernes llega con la misma emoción retorcida que habita en el inicio de sus entrañas, incrementándose de manera casi absurda mientras la anticipación de aquella cita se va haciendo cada vez más grande.

Ha llegado el día, realmente lo ha hecho, ese en el que Louis tendrá una segunda salida con Harry, el hombre que ha estado rondando en su cabeza por mucho más tiempo del que realmente ha podido anticipar, el mismo muchacho de rizos espléndidos que se ha adueñado de su alma y que se ha encargado de alegrar todas las tardes de trabajo que antes de él se sienten como un recuerdo lejano al que ni siquiera le apetece volver, y que ya casi ni recuerda cuando los nuevos momentos con él se han ocupado de disipar todo lo que no tenga que ver con él.

Está sumamente nervioso, de eso no hay duda alguna. A pesar de haberse pasado las noches previas teniendo conversaciones consigo mismo delante del espejo en su habitación en un intento ridículo y demasiado extraño por hacerse la idea de que en serio va a salir con él y que tantas cosas pueden suceder; Louis se encuentra a sí mismo dentro de un estado que podría considerarse como pánico si tan solo no estuviera terriblemente ocupado.

Desde el instante en el que ha abierto los ojos en aquel viernes en el que no tiene que trabajar porque la academia se encuentra cerrada gracias a aquel maravilloso feriado que le da todas estas posibilidades, Louis ha estado moviéndose de aquí para allá y de arriba a abajo con todos los preparativos para aquel picnic en la playa que ha planeado con ilusión estrepitosa y con muchas ganas de que salga a la perfección, o cerca de ella por lo menos.

Ha hecho una búsqueda imprescindible por internet para saber qué es lo que lleva un picnic de todas maneras, porque aún cuando ha visto ese tipo de cosas en la televisión, justo cuando se ha puesto a pensar en que es lo que debe tener aquel tipo de merienda, se ha dado cuenta de que no ha tenido la menor de las ideas y que lo mejor que ha podido hacer ha sido indagar en la infinidad del espacio cibernético con el propósito de saber qué es lo que tiene que hacer.

Se ha encontrado con un montón de alternativas, muchas opiniones y tantas cosas que se le ha hecho difícil saber por dónde comenzar. Eso hasta que se vio a sí mismo dentro de una página web con un montón de recetas para bocadillos de noche que en las fotografías se han visto exquisitos y que él sinceramente ha esperado que le salieran igual de bien como el sitio lo ha presumido.

Sería una mentira el decir que no se le ha dificultado la existencia mientras ha intentado recrear aquellas recetas, y sería un engaño total el creer que no ha tenido que llamar a su madre para que le hiciera el favor de preparar por él aquellas condenadas pizzas en miniatura que han sido un completo infierno para él y su desastroso horno.

Por supuesto, su progenitora le ha hecho un sin fin de preguntas que el castaño ha tenido que contestar diligentemente y con el bochorno distribuyéndose por su rostro a pesar de encontrarse a través de la línea telefónica y que ha tenido la posibilidad de colgar y acabar con todo eso de una buena vez antes de que la pena lo acabara.

Sin embargo, hacer algo como eso sería fastidiar a su madre, quien le llamaría grosero en más de una palabra y se negaría a ayudarlo por unas cuantas horas tan solo para enseñarle una lección.

Por lo que ha tenido que hablarle sobre Harry, y si ha omitido la parte en la que está perdidamente enamorado de él, ha sido por pura seguridad tanto para el rizado como para sí mismo. Conoce demasiado bien a su mamá como para saber que, si habla de amor, lo forzará a llevar a Harry con él a casa y tendrán esta bochornosa reunión en donde su progenitora hará todo lo que está en sus manos para hacerle saber a su compañero de trabajo lo precioso y divertido que era Louis cuando bebé.

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