You Got It.

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Ray miró su teléfono, por un momento el color le desapareció del rostro, de inmediato se puso nervioso, alzó la vista a los lados para asegurarse que nadie, absolutamente nadie hubiera visto ese mensaje. Tragó saliva con algo de dificultad sin poderse sacar esa fotografía de la mente.

Bloqueó el aparato y se despidió de todos para poder irse, se apresuró tanto y entre tantos nervios, que terminó por tirar algunas cosas de la mesa, en lo que recogía sus pertenencias, sentía cada vez más dificultad para pensar.

No se sentía capaz de conducir, y no. No era por el alcohol ni ninguna sustancia adictiva, más bien era por el efecto de alguien al que era adicto.

Habían discutido un día antes, y desde entonces se habían estado haciendo "La ley del hielo" y por orgullo ninguno cedía, más sin embargo, Norman aprendió a jugar sucio.

Si no fuera porque estaba celoso, las cosas estarían del mismo modo, Norman sabía que eso era suficiente para atraerlo, tenerlo a sus pies si quería, y la poca resistencia que tenía el pelinegro le venía como anillo al dedo.

Ray se encaminó con una velocidad impresionante, esquivando por la autopista un que otro automóvil, nuevamente sentía el corazón acelerado y el nerviosismo en todo el cuerpo, certeramente la ansiedad de llegar, entrar y tomar a su hermano de la manera que quisiera, como se lo pidiera, las veces que lo dejara hacerlo.

Ni siquiera aparcó bien el automóvil, aunque no había mucho problema al ser las dos de la mañana. Subió con rapidez y entre el temblor de las manos, se le cayeron las llaves un par de veces antes de poder abrir la puerta finalmente.

Lanzó las llaves al sillón al igual que su chaqueta y reloj, sin importar que éste último terminara tirado en el suelo por culpa del rebote en el mueble, apagó las luces del pasillo y al entrar en la habitación que compartía, sonrió finalmente.

—Sabía que vendrías... Pero no pensé que tan... ¡Ah! Rápido...— comentó el rubio, con las piernas abiertas, de la misma manera en que lo había visto antes, masturbándose y metiendo insistentemente dos de sus dedos por su recto, una y otra vez, emitiendo sonidos cada vez más fuertes, más aún porque Ray se había quedado viendo cómo los delgados dedos de su hermano entraban y salían con una facilidad impresionante, que pronto le causó una punzada de placer, fué incapaz de no imaginarse nuevamente en el interior, en ese lugar en el que parecía ser perfectamente recibido. —¿Te gustó la foto?— emitió nuevamente en medio de otro gemido, pues ahora eran tres dedos los que hacían el trabajo ahí abajo. Ray tragó saliva sintiendo la lengua pastosa, asintiendo con la cabeza un par de veces, sin despegar la mirada de ese llamativo espectáculo que estaba dando. —Ven... Necesito algo más grande.— ésta vez hizo que sus dedos entraran bruscamente llamándolo así. —Soy todo tuyo, Ray. ¿Me quieres o no?—

—Porsupuesto que si, hermanito. Girate; tengo algo que está deseando joderte.— en un momento, la visión de Norman tan sólo identificó a Ray, apresurandose a deshacerse del cinturón que rodeaba su cintura, así mismo bajar sus pantalones y dejar ver únicamente su boxer abultado, entonces sonrió y Ray le regresó la sonrisa.

Seguidamente Ray quitó su calzado y pantalones, estaba muy en claro que no los iba a necesitar y sólo iban a estorbar; entonces Norman sacó los dedos de su interior y con algo de dificultad se giró como lo había solicitado el mayor, pero no pudo evitar girar la cabeza para notar y sentir a su hermano ya detrás de sí.

—Ahora puedes decirme claramente lo que necesitas, ¿No lo crees Norman?— y aunque Norman se había preparado por si solo, no resistió la tentación, y aún así metió un par de dedos en la entrada que le ofrecía el rubio, moviendo suavemente.

Digital Get Down.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora