CAPITULO 4.- EL ARTISTA ANÓNIMO

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Al inicio de mis vacaciones pensé que la pasaría encerrado en mi habitación, simplemente jugando vídeojuegos y leyendo mangas, vaya que equivocado estaba pues al día de hoy solo hay una cosa que pasa por mi cabeza y esa es querer ver de nuevo a la chica de la panadería aunque sea solo un instante.

"Es posible que mañana sea mi día de suerte" pensaba al apagar la luz de mi habitación

A la mañana siguiente mi madre fue a verme al cuarto para pedirme que por favor le ayudara con la limpieza de la casa, pues en la noche iba a venir Jeff a cenar.

—mama una pregunta ¿A qué viene su jefe a la casa?—pregunte sorprendido.

—viene a celebrar que estamos por iniciar un proyecto entre los dos—dijo con una cara de felicidad.

—¿Un proyecto?—replique extrañado.

—si pero en la noche se enteraran de que se trata— respondió mientras salía del cuarto para ir a trabajar.

Después de un rato puse manos a la obra y me dedique a limpiar la cocina, la sala e incluso el comedor, aunque era mucho termine un poco pasado de la 1:00 de la tarde, así que fui a mi cuarto para bañarme alistarme y poder ir al parque, talvez está vez podría encontrarla,  aún así en esta ciudad tan grande sería mucha casualidad debería tener mucha más suerte de la que normalmente tengo.

Mientras me duchaba no pude evitar pensar en que tipo de vida tendrá esa chava, como vivirá, en dónde estudiara o lo más importante tendrá pareja, afuera en el cuarto me pareció oír a mi hermana.

—¡Luci!¿Eres tú? —respondí intrigado.

— espérame ya casi salgo— respondí dandome prisa.

Al salir no había nadie en la pieza y cuando fui a preguntar a mi hermana si me había hablado nego haberme buscado.

"Quizás fue mi imaginación" pensé al terminar de arreglarme.

Sin perder el tiempo salí de mi casa rumbo a la estación de tren, estaba bastante emocionando pero a la vez con temor de que vuelva a fallar en mi objetivo, aún así iba a intentarlo una vez más pero también debía cuidar mi tiempo pues debo estar en casa antes de la cena.

En la estación todo estaba bastante tranquilo, de hecho casi no había personas así que no ocurrió nada fuera de lo normal ni al subir y tampoco al bajar, aunque al salir a la calle no la pude ver pero era algo bastante lógico que pasará, aún tenía un poco de tiempo antes de volver y creí que podría esperar un poco por si acaso llega a venir a la panadería.

Sin ninguna pista de nuevo fui al parque para verla si acaso pasa por aquí, aunque no era de mi total agradado pues sabía que iba a encontrarme mínimo con una o dos parejitas de enamorados, pero me equivoqué pues al llegar a la cima solo había un chavo con un tipo de libreta que  con el poco conocimiento obtenido en la escuela me daba la impresión que eran usadas por  personas para dibujar, aún así el estaba sentado mirando hacia las escaleras cerca del columpio mientras anotaba algo, se veía como si fuera de primero o segundo de secundaria; Además de ser bastante delgado llevaba lentes color negro con rojo y su cabello era largo lo suficiente como para llegar casi a tapar sus ojos, tenía pinta de ser extremadamente tímido con las personas pero aún así al verme cerró su libreta y camino a los escalones por dónde subí, su actitud se notaba como si estuviera huyendo, pero cuando estaba a unos 5 pasos de mi se tropezó con unas raíces del árbol que apenas y salían del suelo, sin poder evitarlo se cayó y ni con las manos consiguió amortiguar el golpe,  al mismo tiempo lanzo su libreta un poco más adelante.

—oye amigo ¿estás bien?—pregunte mientras me acercaba.

—si estoy bien— reincorporándose.

Recogí su libreta y sin querer ví que el dibujo que yo tenía y las hojas que tenía el eran  del mismo formato.

El sueño de Marte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora