Capítulo 4: La pirámide de Kurupika

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El amanecer en ciudad Kurupika era fresco y tranquilo. Los primeros rayos de sol daban inicio al movimiento y la actividad de varios pokémons. Skowvets, Greedents y Pidoves eran sólo algunas de las especies que podían observarse desde las verdes calles de la ciudad. Mujeres y hombres se dirigían a sus puestos de trabajo, mientras niños y jóvenes iban a las escuelas; todos con una gran sonrisa en sus rostros.

Eran las 8:30 am. Theo aún dormía en su habitación cuando sintió que alguien tocaba a la puerta. La insistencia fue tanta que el joven no tuvo más opción que despertarse e ir a atender.

- Ya voy... ya voy – dijo Theo mientras se movía por el pasillo de la habitación soñoliento.

Al abrir la puerta, vio a Pratty vestida y alistada para continuar su viaje. Aún se encontraba atontado por el sueño, por lo que no mostró ninguna reacción en su rostro.

- Vaya, ¿todavía estás en pijamas? – le dijo Pratty

- ¿Y cómo esperas que esté? – le preguntó Theo, mientras miraba su reloj de muñeca – Apenas son las 8:30 de la mañana.

- Exacto. Ya has dormido lo suficiente. No perdamos más el tiempo – Le respondió la chica mientras, descaradamente, entraba a la habitación y se sentaba en la cama de Theo sin pedir permiso – Ahora vístete, vamos a dar una vuelta.

- ¿Dónde?

- ¿Acaso no es obvio? Vamos a recorrer ciudad Kurupika.

Después de escuchar esa respuesta Theo tomó ropa limpia de su mochila. Normalmente se hubiese desvestido en la propia habitación, pero prefirió hacerlo en el baño debido a la presencia de Pratty.

Al terminar recogió su mochila y salió junto a Pratty de la Casa de Slaking. Durante la mañana recorrieron un poco la ciudad, ya que el día anterior llegaron cuando todo estaba cerrado. Theo quedó muy impresionado del gran uso que le daban a la madera. En la mayoría de los puestos de venta de artesanías y regalos, el material imperante en las obras era ese. Los ciudadanos comentaban que la empresa maderera era la principal fuente de ingresos a la economía de ciudad Kurupika, razón por la cual se explotaba este recurso de manera sostenible. También le refirieron lo mucho que respetaban la naturaleza y protegían los bosques de la región, incluso antes del cataclismo.

Casi al mediodía, ambos jóvenes se detuvieron a comer algo en una cafetería llamada: Paladar Munchlax. Ambos invocaron a sus pokémons para que los acompañasen durante el almuerzo y se alimentaran igualmente. No tardaron más de una hora en terminar de almorzar.

- ¡Ah, estoy lleno! La comida de esta ciudad es muy rica. Cada cucharada me daba más ganas de comer – expresó Theo satisfecho.

- Jum, vaya modales – dijo Pratty – parecías una bestia devorando su alimento.

- ¿Eso crees? – preguntó Theo sonriente, aunque un poco apenado – Bueno es posible, después de todo estaba muy hambriento.

Pratty levantó la mano a un mesero para que les trajese la cuenta.

- Por cierto, Pratty... - dijo Theo.

- ¿Qué ocurre? – le preguntó la chica.

- ¿Hacia dónde nos dirigiremos ahora?

- Bueno ya terminamos de recorrer la ciudad, así que el único lugar que nos queda pendiente es la reserva forestal.

- ¿No había una empresa maderera en la ciudad?

- Sí, pero no posee libre acceso para la visita del público. Además, estoy muy interesada en ir a la reserva.

- ¿Por qué?

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