Prólogo

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Hace miles de años, cuando las leyendas sobre Arceus aún eran jóvenes, existía un continente llamado Capcia. Era escarpado, en su centro se observaba una llanura de forma oblonga con montañas a sus alrededores y un lago de grandes dimensiones.

Favorecida por su ubicación geográfica, Capcia era abundante en recursos. La tierra era rica en minerales de todo tipo, algunos exclusivos de la región y de gran valor por sus propiedades y usos. También había grandes bosques que proporcionaban de madera casi ilimitada a sus habitantes, copiosos y variados alimentos provenientes de la tierra; y gran variedad de especies de pokémons, domésticos y salvajes.

En Capcia, los humanos y pokemons poseían un vínculo muy fuerte. Todo el desarrollo socio- cultural y científico de la región se debía a la relación de los humanos con los pokémons, especialmente con Vidyaphala y Vidyapushpa, los pokémons de la práctica y la teoría respectivamente. Estos se caracterizaban por ser capaces de desarrollar y construir objetos por su cuenta y por su enorme conocimiento sobre los fenómenos y fuerzas naturales. Continuamente mostraban a los humanos cómo resolver situaciones complejas cuando faltaban herramientas o conocimiento. El agradecimiento por la guía de estos pokémons no demoró en volverse adoración.

La prosperidad del continente creció cada vez más con el paso de los años, debido a los conocimientos, cada vez más complejos, que Vidyaphala y Vidyapushpa suministraron a los humanos. Tal prosperidad les dio a los habitantes de Capcia el impulso para construir grandes obras: Se levantaron 13 ciudades estado, entre las que destacó la localizada en el centro del gran lago. Esta última era una espléndida acrópolis plena de notables edificios, entre los que se destacaban el palacio real y el templo a los pokémons que le dieron al reino tal nivel de vida. También se construyó́ un gran canal que comunicaba la costa con el lago y que atravesaba otras ciudades estado.

Las ciudades estado de Capcia formaban un consejo de sabios que apoyaban al rey para gobernar mediante leyes grabadas sobre columnas presentes en los templos principales de cada ciudad. Sin embargo, las enseñanzas de Vidyaphala y Vidyapushpa mostraron a los capcianos un increíble mundo de posibilidades. En su arrogancia, los humanos intentaron usar ese conocimiento como arma de guerra. La soberbia y las ansias de dominación se volvieron las características representativas de los capcianos ante los ojos del mundo. Comenzaron una política de expansión que los llevó a la guerra con regiones pacíficas, muchas de las cuales no estaban preparadas para el ataque. Aún hoy quedan armas y evidencias arqueológicas de esa guerra diseminadas por el mundo.

Los conquistadores capcianos habían descubierto una fuente de energía que les permitía hacer algo único, algo que varios textos antiguos sólo asocian a poderosos pokémons legendarios como Arceus y Xerneas: crear vida, pokémons artificiales, todo gracias al poder de las enseñanzas de Vidyaphala y Vidyapushpa. Sin embargo, este poder fue demasiado grande como para controlarlo. Los condenó y provocó su propia destrucción. Inició entonces la era del cataclismo, que se extendió por casi 500 años. Cómo finalizó aún hoy es un misterio para el mundo. De esa era sólo queda una pequeña inscripción que dice: 'Aquello que casi nos destruyó fue lo único capaz de detenernos'. Sea lo que fuese, tuvo poder suficiente como para hacer desaparecer la ciudad capital, sellar a Vidyaphala y Vidyapushpa en sitios aislados, y borrar toda muestra o evidencia del revolucionario avance científico alcanzado en esa época. Con todo eso, se perdió́ en la historia el secreto de cómo crear vida. Tal parece que se quería evitar la repetición de esa fatídica historia y el sufrimiento de aquellos pocos capcianos inocentes que perdieron sus vidas en el gran cataclismo.

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