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0. Black

Yoongi siempre fue un romántico empedernido, uno de los que no para de leer sus novelas favoritas una y otra vez en la espera de que su amado llegara a darle más atenciones de las que él verdaderamente necesitaba

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Yoongi siempre fue un romántico empedernido, uno de los que no para de leer sus novelas favoritas una y otra vez en la espera de que su amado llegara a darle más atenciones de las que él verdaderamente necesitaba. Eso había resultado un problema; él era gay –evidentemente–, y su búsqueda de cualquier caballero se detuvo, pues según toda la gente que le rodeaba, él debía buscar una doncella.

Una doncella con pomposos vestidos y cintura pequeña, con manos delicadas, uñas largas y bien cuidadas. De preferencia, con rostro pequeño y piel porcelana –igual o incluso más blanca que la que él poseía–, con voz calma y de cabellos largos. La idea no era de su agrado en lo absoluto.

Incluso se percataba que él no entraba en el estereotipo de caballero: escuálido, pálido, sin chiste. Los únicos atributos que podían adjudicársele para ser un caballero eran su metro setenta y cuatro y sus grandes manos. Según Yoongi, un caballero debía ser robusto, imponente y un poco bronceado; un verdadero caballero debería oler a brisa de verano, a bosque o a madera barnizada. Yoongi olía a mandarina (porque era su fruta favorita).

Creía, con toda seguridad, que en algún momento se detendría la "búsqueda" de doncellas, pero mientras los años pasaban, sus ojitos resplandecientes perdían chispa, pues pareció darse cuenta que los caballeros en busca de príncipes eran escasos y en su vida, inexistentes, por lo que la resignación comenzó a pulular a su alrededor; las mujeres eran hermosas, pero la amplia gama de colores que adornaba sus vestidos, en algún momento perdió el brillo y se volvió opaca.

A un par de meses de cumplir dieciocho, la esperanza de que alguien lograra agitar su corazón y llenarlo de euforia, parecía un simple cuento de hadas.

Y los cuentos de hadas se quedaban en la repisa más alta de su pequeña biblioteca, polvorientos y sin volverse realidad.

Y los cuentos de hadas se quedaban en la repisa más alta de su pequeña biblioteca, polvorientos y sin volverse realidad

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Volví :D

Esta vez porque estoy que me lleva la verga y tengo ganas de desaparecer de la faz de la tierra, quizá si mantengo mis pensamientos en este plano imaginario, todo va a mejorar.

Perdón por dejar mis otras 20mil historias en el olvido, es que ya no tengo imaginación y sufro de un tremendo bloqueo.

Esta vez me inspiré de la canción "A new kind of love" de Imogen Heap (Frou frou). En la multimedia de este capítulo está la canción con la traducción que más me gustó. jojo.

De nuevo, disculpen los errores que se puedan presentar, en cuanto tenga la oportunidad, corregiré cada uno de ellos.

A new kind of love [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora