Una semana después del ataque de Suna y Oto los equipos del Konoha 12 estaban entrenando cuando son engullidos por una luz
Al despertar se encuentran en una sala junto a una persona que les mostrará el futuro
Nada en especial, solo una misión de dos miembros del equipo siete. — dijo poniéndole play.
Pantalla.
Se veía un bosque en medio de una noche en llamas, el cielo parecía estar cubierto de cenizas y se veía una especie de fuente de luz de la cual provenían. Entre los árboles se veían a tres seres volando, tres seres que parecían humanos pero no eran. Tenía piel blanca y sus ojos se parecían al Byakugan, llevaban túnicas largar y blancas que estaban rasgadas. Parecía que huían de algo.
Se perecen a los Hyuga. — pensó Hinata.
¡Maldición, no puedo creer que esos humanos hayan destruido la base y hayan matado a los Otsutsuki más fuertes!. — gritó con rabia y odio el que estaba adelante, era el que tenía pelo más largo y tenía un moretón en la cara.
Nos tomaron por sorpresa, pero aún podemos reagruparnos y recuperarnos. — dijo el segundo el cual era el más alto y corpulento.
No tiene sentido lo que ocurrió, simples mortales no deberían poder con nosotros. — pensó con frustración el tercero el cual tenían el pelo corto y rasgos casi andróginos.
Los tres humanoides siguieron andando por un rato hasta que algo se movió velozmente desde atrás de ellos. Los tres se percataron y voltearon la cabeza hacia esa dirección pero lo que procedió de atrás ya estaba por delante de ellos. La cosa se impulsó con el tronco de un árbol y salido disparando al líder del grupo.
¡Tackkk!. — se le escuchó gritar.
De un rodillazo impacto en la cabeza del líder causando que se le rompiera el cuello matándolo en el acto. El cuerpo del ser blanco cayó el suelo sin vida y sus compañeros se percataron de ello.
¡Oroko! — gritó el corpulento al ver el cuerpo de su amigo en el piso.
Los dos seres aún en estado de shock y con una creciente furia aterrizaron, pero al instante el ser que los había rebasado apareció en frente del cuerpo de su amigo. Un joven rubio de ojos verdes con un rombo azul en la frente, Shinachiku.
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Bien. — comenzó el Uzumaki. — Esto puede acabar rápido e indoloro para ustedes o lento y doloroso.
¡Cállate!. — gritó el más grande lanzando un ataque con su chakara.
