único

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La luz de una vela alumbraba la habitación, a lo lejos se escuchaba el crujido suave de la puerta por la brisa que soplaba. Un Chuuya muy preocupado se hallaba sentado de cuclillas a la cama matrimonial mientras le cambiaba los paños de la frente a su esposo.

ㅡ ¿Cómo te sientes? ㅡLe preguntó el pelirrojo al castañoㅡ me asusté mucho cuando llegué y te encontré así.

Dazai se removió en la cama y abrió los ojos, y el corazón de Chuuya latió rápidamente al ver esos hermosos orbes oscuros de su esposo. Para colmo, Dazai siempre había tomado decisiones atrevidas y por mínimas que sean siempre habían cautivado a Chuuya, quien ahora era besado por Dazai.

ㅡ Ey... ㅡSe quejó el más bajito sonrojado.

ㅡ Gracias por cuidar de mí. ㅡLe agradeció acariciándole el rostro, esos dedos largos que Chuuya tanto amabaㅡ aunque eres exagerado...sólo era un poco de fiebre. Ya estoy bien.

ㅡ Me hubieras llamado...

ㅡ Estabas trabajando, cariño.

ㅡ Pero si es por tí, haría cualquier cosa.

Chuuya había decidido acostarse a su lado mientras pasaba sus dedos por el cuerpo de su esposo, primero por sus vendas y luego por la piel expuesta.

ㅡ Chuuya ㅡLe llamó y el mencionado hizo un sonido para que continuaraㅡ Te amo.

Cuando le confesó, las caricias de Chuuya cesaron, y lo miró con un sonrojo.

ㅡ La fiebre te afectó, ¿verdad?

Dazai ahora era el que lo acariciaba, tocaba el cuello de Chuuya mientras este se estremecía bajo su tacto, Dazai tenía un olor a perfume caro que deleitaba los sentidos del más bajo.

ㅡ Casi nunca te lo digo, pero estoy más enamorado de tí de lo que imaginas, tu pelo, tus ojos celestes preciosos que brillan más que la luna, tu boca perfecta que encaja en cada parte de mi cuerpo como un rompecabezas, tu piel que enciende la mía y todo tu ser, me vuelve loco.

Y Chuuya necesitó hacer un contacto, necesitó besarlo porque si seguía hablando, su cuerpo empezaría a temblar. El beso lento que Chuuya proporcionó había hecho que la poca cordura de Dazai, se perdiera. Y como era bastante acelerado, tocó cada área sensible del cuerpo de su esposo.

El ambiente se tornó erótico y la vela empezó a moverse al compás de los gemidos de ambos. Se tocaban, se besaban, se necesitaban. Y sobre todo, se amaban.

Un exhausto Chuuya prácticamente envuelto en las vendas, ahora sueltas de Dazai, se acercó al oído de su esposo, susurrando un "También te amo" haciendo que el castaño sonría enternecido y bese antes de dormir, otra vez, a su esposo.














¡gracias por leer! espero que haya sido de su agrado.

Fiebre -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora