Juntos para Siempre ( Naim Darrechi x Cárcel <3 )

1- Nueva vida, nuevos problemas

Una fría mañana de septiembre, Cárcel se despertó con el sonido estridente de su alarma. Medio dormida , consiguió darle un manotazo a su mesita de noche, provocando que su teléfono cayera y dejara de sonar al instante. Con un bostezo, lo recogió del suelo y se reclinó en el cabezal de su cama para mirar la hora que era. 

- Ahg... es el primer día de instituto y  ya voy a llegar tarde...-  masculló. Con un  suspiro a modo de queja, se levantó y fue a por su  nuevo uniforme. 

No hacía más de dos semanas que ella y su familia se habían mudado a aquella casa.  Sus padres eran unos famosos críticos de cocina, y su trabajo no les permitía quedarse más de un año en el mismo sitio debido a que muchísimos restaurantes de diferentes partes del país querían ser evaluados y, con suerte, premiados por los padres de Cárcel.  Así que aproximadamente cada año y medio su familia se mudaba a otro lugar para evaluar todos los restaurantes de aquella ciudad o localidad, y pasado este tiempo se iban a otro sitio donde también los solicitaban con ansia. Aquel cambio constante no les hacía ningún bien ni a ella ni a su hermano menor, de hecho lo único bueno que tenía era que sus padres ganaban muchísimo dinero,  aquello era lo que ella pensaba. Por eso no le extrañó en absoluto que la hubieran inscrito en el instituto privado de Aitor Menta, la academia de ensueño de cientos de adolescentes, famosa por haber tenido políticos, activistas y hasta miembros de la realeza estudiando allí. También había un rumor que se había extendido como la pólvora en cuestión de semanas : que Naim, el famoso y atractivo influencer estudiaba allí desde hacía dos años. No obstante, en el tiempo que llevaba allí no se había interesado por ninguna chica, algo raro para alguien como él. 

Cárcel se duchó, se puso el uniforme y bajó a desayunar. Su hermano menor estaba en el sofá, aún en pijama,  jugando con su consola. 

- Buenos dí...pero, ¿Tú no tendrías que estar vestido ya?- le recriminó la chica. 

-Yo empiezo el insti dentro de tres días, que no te enteras, tontita- le dijo él con sorna.

Cárcel iba a contestarle, pero decidió que no valía la pena. En lugar de eso, se hizo un zumo de naranja y una tostada y se puso a desayunar. Tenía el tiempo justo para terminar, coger su mochila y subirse al autobús que la llevaría a las puertas de la academia, el cual pasaba cerca de su casa a las 8.30.  Mientras engullía su desayuno, se preguntaba qué tenía de especial ese tal Naim que volvía locas a las chicas. 

Cuando iba a salir por la puerta, echó una mirada fugaz al reloj para mirar la hora. 

Eran las 8:29.

Mierda.

Salió corriendo hacia donde se encontraba el autobús tan rápido que no se dio cuenta de que estaba cayendo una tormenta y ella no llevaba paraguas ni impermeable. Desafortunadamente nadie puede recorrer una manzana entera en menos de un minuto, y cuando llegó a la parada el autobús ya había empezado a arrancar y se alejaba  lentamente. 

-¡Eh! - gritó - ¡ Espéreme, por favor!- Dijo, agitando los brazos bruscamente. 

Pero el autobús no se detuvo, y Cárcel no tuvo más remedio que seguirlo corriendo. Para cuando el vehículo llegó a la academia, Cárcel estaba exhausta, sudada y empapada.

-Este día no podría haber empezado peor- se dijo a sí misma. Con la moral por los suelos, entró en el instituto y fue a corriendo hacia 4ºA, su nueva clase.  Abrió la puerta con un golpe seco y se quedó de pie en la entrada, ya que todos, incluido un hombre de pelo canoso y gafas que ella intuyó que era el profesor, se la quedaron mirando. 

-Señorita, ¿es usted consciente de que ha llegado dos minutos tarde?- Dijo el profesor, enfadado.

-S-sí, l-lo siento muchísimo profesor, no pude coger el autobús a tiempo y...- tartamudeó la chica.