CAPÍTULO UNO

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I

~El vacío es tan común que debería ser considerado como una enfermedad casi incurable del corazón~

La espesa lluvia golpeaba contra el vidrio de la ventana a mi lado.

Desde la mañana, el cielo no había dejado de llover de manera torrencial, liberando, por pequeños momentos, un trueno repentino y sonoro.

Era la única en el salón, el primer día de clases. Aquello no era sorpresa, ya que me había encargado de salir de mi casa una hora antes, previniendo el tráfico que habría por la lluvia.

Aun así, el bus había llegado sorprendentemente rápido a mi destino, por lo que tenía 20 minutos libres antes de que comenzara la clase.

Pronto, otros alumnos de caras conocidas, pero con las que nunca había hablado directamente, comenzaron a llegar, más que nada para reclamar sus asientos que quedarían fijos hasta el final del ciclo educativo.

Yo permanecí acurrucada en el último lugar de la fila de la izquierda. Apoyé la cabeza sobre el vidrio, mientras mis oídos captaban el sonido de las gotas golpeando la ventana, mezclado con la música trasportada por los auriculares que solía llevar a todas partes.

Por un momento, cerré los ojos y todo pareció desaparecer. Desde las miradas de confusión por mi extraña soledad hasta los objetos materiales que me rodeaban. No había nada, como si flotara en el vacío mismo de la existencia.

Quería estar así para siempre, pero como era usual, algo o alguien me obligó a despertar.

En este caso fue alguien. Un chico al que no me costó reconocer su identidad, seguido de sus amigos, un grupo al que anteriormente había pertenecido.

―Ey― dijo con una sonrisa de boca cerrada― parece que ha pasado un montón de tiempo― se sentó sobre la mesa frente a mí con intenciones de entablar una conversación.

―Hola― me presioné a saludar quitándome un auricular y enderezándome en la silla.

― ¿Qué has hecho todo el verano? Isa y yo te enviamos un montón de mensajes, pero no respondiste ninguno― cuestionó Kalley posicionándose a mí lado. Ella era una chica que solía ser mi amiga.

Isa, quién estaba a su lado, asintió en concordancia― estábamos muy preocupadas, pero cuando vimos en tu Instagram que habías subido algunas fotos de paisajes y así nos relajamos un poco.

―Si...― había preparado una buena excusa a sabiendas de que esto ocurriría― a mi papá se le ocurrió la idea de salir a acampar en un intento de vacaciones "padre e hija" ―rodee los ojos― estuve todo el verano recorriendo las montañas, perdonen por haberlas preocupado.

Técnicamente no era mentira. Había estado la mayor parte del verano en las montañas con el entusiasta de mi padre, pero eso no abarcó todas las vacaciones. El resto de ellas las pasé sola. Leyendo, viendo series, sufriendo crisis existenciales con mi cabello y...conociéndolo. Tampoco quitaba el hecho de que había ignorado los mensajes por cuenta propia y no por una falla de conexión o algo parecido.

Kalley movió su mano en el aire restándole importancia― No te preocupes, chica. Queríamos invitarte a la fiesta de inicio de clases que hará Isa en su casa. No vamos a ser muchas personas...solo los de siempre.

Remordimientos (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora