CAPÍTULO DIEZ

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X

- Te deseo...amiga-

10 de septiembre/Fiesta de Isa

LUTHER

No puedo dejar de observarla, como un imán atrayente que llama a mi mirada cada vez que ella habla o se mueve.

Es hipnótico, y lo peor de todo esto es que no entiendo por qué.

El hechizo se rompe cuando nos separamos para buscar a su amigo, un tal Guillermo.

Intento pasar entre la gente rodeando la sala de estar hasta llegar a las escaleras. En ellas, subo de a dos escalones e ingreso en la oscuridad del segundo piso.

La idea de que podría estar en alguna de las habitaciones se vuelve inútil cuando intento abrir la primera puerta. Esta no se abre, por lo que intento con la segunda y así con todas las puertas hasta que noto que todas las habitaciones están cerradas.

Al final del pasillo hay otra puerta con una pequeña ventanilla en lo alto por lo que sale una tenue luz. Asomo mis ojos por ella haciendo puntitas y al ver una pareja besándose con intimidad me aparto inmediatamente, dejándolos en su privacidad.

Al no conseguir nada en el piso de arriba vuelvo a bajar, pero a mitad de la escalera una chica morena de pelo castaño me intercepta tomándome del cuello de la camisa y arrastrándome con ella hasta la "pista" donde las personas bailan sudorosas al ritmo de la música.

La morena se me acerca y empieza menear sus caderas contra mí, pero la aparto delicadamente tomándola de los hombros. Ella vuelve a acercarse, esta vez rodeándome con sus brazos y pegando su boca a mi oído― ¿Estabas buscando a ese tal...Guillermo? ―su voz suave me hace cosquillas en la piel.

Acerco mi rostro para hablarle en el oído por encima de la música― Si, ¿Lo viste? ―pregunto esperanzado.

Ella asiente varias veces aferrando su mano a la mía y tirando de ella hasta que salimos al patio donde la oscuridad y el silencio nos rodean. La chica sigue caminando hasta que estamos en un tipo de pasillo escondido y poco iluminado.

Entiendo inmediatamente sus intenciones― oye...tengo que volver, vine con una amiga y...―ella se tira sobre mi provocando que mi espalda choque contra la pared.

Sus labios se pegan a los míos con rudeza moviéndose rápidamente e intentando que su lengua entre a mi boca. La detengo apartándola nuevamente― en serio, no qui...

Ella vuelve a unir nuestros labios, pero esta vez, no se queda solo en eso. Desliza su mano hasta mi entrepierna y comienza a masajearla por encima de mi pantalón sin timidez. Mi cuerpo reacciona ante el contacto y, por un pequeño momento cierro los ojos, pero el ruido de algunas pisadas me trae a la realidad.

Alejo a la chica mirando al lugar oscuro donde vino el sonido. Lo único que logro ver son dos siluetas que desaparecen antes de que pueda decir palabra.

Minutos después, la morena se propone a seguir con lo que ha empezado, pero la detengo, esta vez, plantándome con seriedad para que sepa que estoy hablando en serio. Pienso en Dakota, la chica con la que he venido y con quien quiero estar.

―Bien― queja ella apartándose definitivamente y limpiándose la boca con la parte externa de su mano― de todas formas, no me vuelas la cabeza. Solo lo hice porque ese tipo me pagó para que trajera aquí.

Remordimientos (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora