First & Last Promise

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Primer año de secundaria, segundo bloque de clases en la sección 1-A de la Unidad Educativa Rómulo Gallegos, un total de más de veinte alumnos ingresó al salón de paredes amarillentas, sentándose al azar en el primer pupitre vacío que encontraran.

Clima lluvioso mientras afuera se escuchaban las sirenas de las ambulancias y la policía, al igual que siempre, las peleas de los rebeldes contra el gobierno hacían su escándalo, ya nadie de los muchachos de tan solo doce y trece años, respectivamente, estaba asustado, se habían acostumbrado a los gritos, los golpes y las sirenas o bombas.  Guardaban silencio, mientras cabizbajos solo veían el frío suelo de mármol.

Ese día tenían como tarea, presentar un monólogo a toda su clase. El profesor de poco cabello y ánimos de perro rabioso, llamó uno por uno sin dejar  de teclear en el pequeño celular de color rojizo, pasando la asistencia al alumnado presente.

Muchos se encontraban nerviosos, los profesores de lengua siempre eran los más cascarrabias de toda la institución, aunque el que estaba frente a ellos no mostraba el mínimo interés por enseñarles o corregirles las presentaciones, los alumnos temían por su fuerte carácter.

Cada alumno pasaba a realizar su presentación, algunos con temas más divertidos que otros, muchos improvisando totalmente al momento de estar frente a todos los demás e inclusive hubo algunos que terminaban temblando frente a la mirada del profesor.

Todo iba tan común, tan rutinario....

Que nadie esperó lo que vino después.

Gabriel Villegas pasó al frente con la mirada perdida, sus manos juntas, mientras sostenía un pequeño papel entre sus manos, nadie le tomó importancia, hasta que empezó a hablar.

"Había una vez...Un pequeño chico"

Su monólogo y su narración habían comenzado, con tono firme, pero siempre mirando hacia el suelo.

"El chico tenía seis años, estudiaba en un colegio a finales del Trigal Norte, a él le hacían bullying todos los días, lo golpeaban y siempre regresaba a su casa con sus manos lastimadas, al igual que toda su cara, su madre le preguntaba que qué le había pasado, pero siempre respondía lo mismo...

NADA.

Su madre le creía, sabía que su hijo solía ser muy torpe cuando jugaba, al día siguiente, el chico esperaba lo mismo, más golpes, bromas y burlas por parte de sus abusadores, sin embargo, cuando esperaba un nuevo golpe por parte de otro niño, una chica se interpuso y recibió ella el golpe.

El chico se asustó un momento, pero sonrió para luego burlarse de la niña, mientras que el pequeño chico detrás, tirado en el suelo, veía asustado y confundido la escena.

La niña gritó que lo que estaba haciendo estaba mal, acusando al más grande de abusador y grosero. Era la primera vez que el pequeño niño veía a una niña golpear a un chico, enojada por hacerle daño a su compañero de clases.

La maestra llegó justo a tiempo cuando el abusador había agarrado a la chica por sus dos coletas y sus acompañantes golpeaban al chico tirado en la suelo. Gritó horrorizada ante la escena.

El trío de abusadores había sido llevado por la maestra a la dirección, mientras que la niña le preguntaba al menor más herido si se encontraban bien.

A partir de ese momento, los dos formaron una linda amistad, la chica protegía al niño de sus abusadores y no le importaba salir lastimada por él, salían juntos a casi todos los lugares, al parque, a sus casas, al cine... Una tarde, ambos se encontraban en el parque, mientras el chico tomaba un pequeño jugo, la niña tomó su mano y le entrego algo.

Miss UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora