Lester (Lester & Ángela #1)

Capítulo 1:

Ángela:

Miro las flores que papá pintó en el techo de mi cuarto con un brazo tapándome la frente. De mi mente no sale lo que pasó hace poco aunque me esfuerce en concentrarme en cualquier rincón de mi cuarto.

Cada vez que Michael me ofende, siento que algo se acumula en mí, algo doloroso y feo, algo que no quiero sentir. El pecho me pesa y la garganta me duele porque quiero decirle algo, pero no puedo.

Defenderme no es una opción. Cada vez que lo intento solo logran burlarse más de mi porque acabo tartamudeando.

He luchado años para dejar de tartamudear, y he avanzado bastante. Antes en cada frase me trababa, ahora solo cuando estoy muy nerviosa, y es lo que me pasa cada vez que Michael y sus secuaces se burlan de mí.

Y es lo que pasó hoy con Lester.

Suspiro antes de sonreír un poco. Lester es muy lindo y ese momento en que tomé su mano… fue muy especial. Me sentí ajena al mundo, ajena a todo lo que no fuera esos ojos grises.

—¿Se puede saber por qué no me esperaste al final? —pregunta Andy entrando como Pedro por su casa en mi cuarto.

Observo como Yony llega moviendo la colita detrás de mi mejor amigo. Pasa de largo de él y se sube sobre mi cama, reclamando caricias de mi parte.

Mi mejor amigo observa detenidamente como siento a mi perito en mi regazo mientras repiquetea su pie en el piso, esperando una respuesta de mi parte.

—Michael —me limito a responderle aunque mirando a Yony mientras acaricio su cabecita.

Yony lleva conmigo desde la secundaria. Mi mamá y yo le empezamos a tirar comida cuando estaba en la calle y le cogimos tanto cariño que lo trajimos para la casa. No es de raza. Es pequeño, está cubierto de un suave pelo negro y siempre está moviendo su pequeña colita.

—¿Ese hijo de puta de nuevo te volvió a molestar?

Asiento con desgana.

—No fue tanto por él que no te esperé como por la clase de pena que pasé —abrazo a Toby—. Me caí en las escaleras frente a toda la escuela. Fue horrible.

—Ey, ey —murmura el con suavidad sentándose en mi cama—. ¿Cómo te caíste? —su mirada se oscurece con enfado—. ¿Michael fue capaz de hacerte tropezar?

—No. El pie me falló en la escalera mientras me estaban molestando.

—¿Te diste en algún lugar? —pregunta levantando uno de mis brazos e inspeccionándolo..

—No, creo que no.

—Si ese hijo de puta te llega a poner una mano encima no quedaría vivo para contarlo.

Lo miro mal.

—Tú no matas ni a una mosca, Andy.

—Pero una lengua afilada es más dolorosa.